Recepción. El 14 de julio de 1988 se aprobó por pleno, pero ésta no será efectiva hasta que no se haya consolidado el 50%. El acuerdo compromete desde entonces a la ECU a asumir labores de mantenimiento. | Gemma Andreu

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El núcleo de Cala Morell cumple 60 años. Se empezó a urbanizar en 1965 y, seis décadas después, aún sigue gestionada por una Entidad de Conservación Urbanística (ECU), un ente en representación de los propietarios que se encarga temporalmente de su mantenimiento. Solo la urbanización de Son Blanc, cuyo desarrollo fue posterior, está también pendiente de recepcionar en Ciutadella.

El Ayuntamiento aprobó en julio de 1988 el acta de recepción de las obras, terrenos e instalaciones de Cala Morell y encomendó a la ECU las labores de conservación y mantenimiento, un encargo temporal que ya viene realizando desde hace 37 años y que no concluirá hasta que no esté consolidada al menos el 50 por ciento de la superficie apta para edificar en todo el núcleo, algo que, según fuentes municipales, aún dista bastante de producirse. Solo entonces, se hará cargo la administración.

El acuerdo de pleno de 1988 fue instado por Jordi Ventura, en representación de los promotores, para ofrecer al Ayuntamiento la cesión «obligatoria y gratuita» de los terrenos de dominio público, 197.178 metros cuadrados distribuidos entre servicios, infraestructuras, viales, aparcamientos y zonas verdes, además del 10 por ciento de aprovechamiento medio, conforme al proyecto y al plan parcial que se había aprobado.

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Obras

En ese acuerdo, se puso de manifiesto la «ejecución total» de las obras de pavimentación, red de agua potable, electricidad y alcantarillado, alumbrado público y jardinería, de tal forma que solo se dejaba «pendiente de ejecución» la construcción de la estación depuradora de aguas residuales vinculada a la zona hotelera.

Pero, en contra de lo que pueda parecer, ese acto fue solo el primer paso de un proceso de recepción que aún ni siquiera se contempla por parte del Ayuntamiento. Según las fuentes municiales consultadas, se trató solo de un trámite reglado de aceptación del correcto estado en que se hallaban entonces todos los servicios e instalaciones, pero todavía falta que se edifiquen al menos la mitad de las parcelas para que el municipio asuma por entero el núcleo y pueda extinguirse la Entidad de Conservación. Así lo establece el decreto 38/1987 que regula la recepción de urbanizaciones por parte de los ayuntamientos.

Este es el trámite, explican estas mismas fuentes, que ya han seguido otras urbanizaciones del municipio que finalmente han sido recepcionadas por el Ayuntamiento de Ciutadella, como es el caso de Son Xoriguer,Cala Blanca B,Cala en Bosc o Serpentona.

30 por ciento

Diversos vecinos han explicado a este diario que se ha pedido en reiteradas asambleas a la junta cuál es el actual porcentaje de consolidación y no han obtenido más respuesta que «aún se está lejos» de conseguirla. Las fuentes consultadas en el Ayuntamiento cifran el nivel aproximado de consolidación en torno al 30 por ciento.

El apunte

37 años en el limbo y en la encrucijada: falta alcantarillado

La urbanización lleva 37 años gestionada por una Entidad de Conservación y así seguirá hasta que no se hayan construido la mitad de las parcelas. El problema es que, según la ley, el núcleo precisa dotarse de saneamiento para que el Ayuntamiento pueda volver a conceder licencias para levantar chalés. En caso contrario, nunca llegará a consolidarse ni será recepcionado.

En este sentido, el Ayuntamiento ve justificado que puedan pedirse contribuciones especiales a los propietarios para que paguen la mayor parte de las obras de alcantarillado. El proyecto, elaborado en 2018, fijaba un presupuesto de 3’5 millones de euros que ahora deberá actualizarse. El gobierno municipal ha rechazado pagarlo con fondos europeos y solo contempla, en todo caso, rebajar algo el baremo del 90 por ciento que la ley fija que corresponde abonar a los propietarios.

La deslegitimación de la anterior junta de la ECU, que el Ayuntamiento tuvo que anular en verano porque ni el presidente ni la tesorera eran propietarios, ha enturbiado la confianza de varios vecinos, que han pedido -por ahora, sin suerte- el amparo municipal.

Serge Blanchard repite como presidente, tras verificarse que ya tiene un terreno inscrito a su nombre, pero algunas de sus actuaciones siguen despertando recelos. El año pasado la junta propuso comprar un pozo para el abastecimiento de agua potable, pero tuvo que intervenir el Ayuntamiento para recordarle que debe ceñirse a labores de conservación y mantenimiento. Recaudar fondos de los vecinos para adquirir esta captación suponía extralimitarse en sus funciones.

También se ha recabado presupuesto para ocultar los contenedores de la calle Corona Austral, que los vecinos críticos temen que responda a intereses privados. Blanchard, que la semana pasada se reunió con el Ayuntamiento y ha logrado aprobar todos los acuerdos por amplia mayoría, declinó ayer atender a este diario.