Se acabó el tiempo de los análisis y de la exploración de alternativas. Urge tomar una decisión. La implantación del sistema de recogida de basura puerta a puerta en la totalidad del municipio de Maó, encallada desde hace meses en los barrios con grandes bloques de pisos, no se puede retrasar más. Es el ultimátum que lanzan desde el Consorci de Residus i Energia de Menorca al Ayuntamiento de Maó, al que han convocado este martes a una reunión de seguimiento para poner todas las cartas sobre la mesa y calendarizar sin demora el despliegue del contrato que se firmó el 1 de julio de 2022 y que tenía que haber estado plenamente operativo en un año.
«Estamos incumpliendo el contrato, hay que tomar una decisión ya», apremia el conseller de Medio Ambiente y máximo responsable del consorcio encargado de la gestión de los residuos, Simón Gornés, que recuerda que al Ayuntamiento de Maó «quieren hacer unas modificaciones que el contrato no permite», en alusión a las opciones que se han venido explorando para evitar el modelo de recogida mediante cubos multifracción en los barrios más poblados de la ciudad, que tras ser analizadas se han revelado jurídicamente inviables. La adjudicación no da margen de maniobra.
«El contrato lo elaboraron los mismos técnicos y políticos, si querían hacer cambios tendrían que haberlos introducido antes», subraya Gornés, quien señala al Consistorio mahonés como responsable del retraso que se registra en la implantación. Cabe recordar en este sentido que –ya con una considerable demora acumulada–, el cronograma del puerta a puerta se presentó en octubre de 2023, empezó a desplegarse el 13 de noviembre y tenía que estar en marcha en todo el término municipal para noviembre de 2024.
En ese tiempo el nuevo sistema de recogida ha demostrado su innegable eficacia a la hora de separar los residuos en origen allí donde se ha aplicado. El mejor ejemplo es Es Castell, donde, no sin dificultades, sí se ha cumplido el cronograma establecido, logrando porcentajes de recogida de alrededor del 80 por ciento, cuando con el clásico sistema mediante contenedores en la vía pública apenas se superaba el 20 por ciento.
Sin embargo, tanto desde el Ayuntamiento de Maó como desde el Consorci de Residus han venido mostrando desde el principio muchas dudas sobre la idoneidad del modelo de la recogida calendarizada de cubos en las zonas del municipio donde se concentran más bloques de viviendas plurifamiliares. Los casos de Maó y Es Castell –ambos municipios comparten el contrato adjudicado por 30 millones para ocho años– está sirviendo de pista de aprendizaje para el resto de pueblos y para el propio consorcio mancomunado formado por los ayuntamientos y el Consell. La idea que se maneja en estos momentos para los nuevos contratos que se firmen es optar por modelos mixtos de recogida que combinen áreas controladas de contenedores con el sistema de recogida puerta a puerta.
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