El presidente del Consell, Adolfo Vilafranca, toma la palabra durante el pleno celebrado este lunes | Gemma Andreu

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El equipo de gobierno del PP en el Consell ya tiene vía libre para gestionar los primeros presupuestos propios del mandato. Y esta vez no ha sido gracias a la ausencia de consellers del PSOE, como ocurrió el pasado 20 de diciembre, sino al espaldarazo de la consellera de Vox, Maite de Medrano, que dos meses después de rechazar las cuentas para 2025, y sin que haya mediado modificación alguna, se alineó este lunes con sus antiguos socios de gobierno para evitar que decayeran las cuentas, favoreciendo con una abstención su aprobación definitiva.

He ahí el resultado de la estrategia política que motivó las alegaciones presentadas por la izquierda a la aprobación inicial de los presupuestos: forzar que las cuentas volvieran al pleno para evidenciar la minoría del PP, poner de manifiesto que los populares necesitan del partido de Abascal para sacar las votaciones adelante. Y en el caso concreto del Grupo Socialista, quitarse de encima el sonrojante estigma de la aprobación por incomparecencia de dos de sus consellers, la que hace dos meses permitió a Vilafranca sortear el rechazo de Vox a las cuentas.

Por lo demás, el debate del polémico punto tercero del orden del día fue otra de esas batallas por el relato que últimamente tanto frecuentan la sala de plenos de la Plaça Biosfera. El PP quiso restar trascendencia política a la votación, presentándola como un mero trámite para resolver las alegaciones y diluyendo la aprobación definitiva en una votación en bloque junto a las alegaciones: «Aquí venimos a discutir las alegaciones, no los presupuestos. Ya hubo tiempo de hacerlo el 20 de diciembre», defendió el presidente del Consell, Adolfo Vilafranca.

Suspense por el voto de Vox

El equipo de gobierno llevaba días tratando de dejarle esa puerta abierta a Maite de Medrano, en un intento de evitar que esos presupuestos que ya creía aprobados se le acabaran escapando de las manos. Funcionó, aunque no sin ese suspense que siempre deja en el aire la arcana consellera de Vox.

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Tensión antes de su primera intervención. «Aquí no estamos votando los presupuestos», se convenció De Medrano tras un rodeo discursivo en el que acusó a la izquierda de intentar engañar a la ciudadanía. Alivio en la bancada popular a tenor de una realidad innegable: un voto en contra de Vox hubiera hecho caer las cuentas. Más tarde Vilafranca agradecía su abstención y llegaba a asegurar que De Medrano «ha demostrado un sentido institucional que no tiene ni el PSOE ni Més per Menorca».

En su segunda intervención la consellera de Vox, a la que Vilafranca defendió en varias ocasiones de los ataques de la izquierda, fue mucho más contundente: «No estoy a favor de los presupuestos, pero abandonen toda esperanza, hasta mayo de 2027, de que caiga en sus trampas, no pueden culpar a los demás de sus errores», aseguró, dirigiéndose a los consellers de PSOE y Més, a los que acusó de «filibusterismo político» por la maniobra de las alegaciones a la aprobación inicial.

La 'justicia democrática' del PSOE

La portavoz del PSOE y expresidenta del Consell, Susana Mora, le tomó la palabra: «Necesitaba un razonamiento para no votar a favor de lo que hace dos meses votó en contra. No quiere hacerle el juego a la izquierda. La intención del PSOE no era tumbar los presupuestos, era hacer justicia democrática, que se votaran los presupuestos con todos los representantes. Su aprobación ya no será por la ausencia de consellers del PSOE, será por el respaldo de Vox», subrayó Mora, quien reclamó sin éxito que se votaran por separado  las alegaciones y la aprobación definitiva de las cuentas, a lo que Vilafranca se negó alegando que es una fórmula respaldada por un informe de Secretaría.

La portavoz de Més per Menorca, Noemí García, también expresó su contrariedad por el voto en bloque de las alegaciones y de los presupuestos y acusó a Vilafranca de «querernos engañar sobre lo que se va a votar aquí, la aprobación definitiva de las cuentas». García cargó contra el Grupo Popular: «Se aprovecharon primero de un juego sucio y ahora de la incoherencia de Vox».

El presidente del Consell cerró el debate acusando a PSOE y Més per Menorca de estar «cada vez más radicalizados» y de ser artífices de la escalada de la crispación política: «Ahora a través de un trámite inédito quieren corregir sus errores con una rabieta de mal perdedor».