Cayetana Álvarez de Toledo es portavoz adjunta del Partido Popular en el Congreso de los Diputados.    | Mariscal

TW
14

Periodista, historiadora, formada en la Universidad de Oxford... noble de cuna y política en ejercicio desde 2008 como diputada por el Partido Popular. Cayetana Álvarez de Toledo es uno de los rostros más reconocibles del parlamento español. Nunca deja indiferente desde el estrado donde golpea al gobierno con virulencia. Gusta de bajar a la arena y arremeter contra quienes gobiernan el país con argumentos contundentes. Hoy imparte una conferencia en la Fundació Rubió tras aceptar la invitación que le ha permitido regresar a Menorca, una Isla en la que veranea desde hace años y por la que siente atracción indisimulable desde que la descubrió hace dos décadas.

De Franco a Sánchez es el título de su charla. ¿En qué se parecen?

—El sanchismo no es solo una forma vulgar de hacer política    sino un proyecto personal de poder a largo plazo liquidando la alternancia democrática. Franco es el único proyecto que él ofrece. Monta 100 años para conmemorar el    fracaso del PSOE contra Franco que murió en la cama. La libertad no la trajo el PSOE sino demócratas de ambos bandos.Utiliza el franquismo en la estrategia de divide y vencerás para engañar a sus socios y votantes. Su objetivo es dividir a los españoles en bandos, cautivos del cainismo para seguir en el poder.

¿En qué punto se encuentra ese proceso?

—En la legislatura anterior sacó el indulto, la derogación de la sedición, rebaja de malversasión, blanqueamiento de Bildu... y en esta, los más importantes, el    pacto conJunts para la amnistía, es decir, borrar delitos a cambio de poder, la colonización de las instituciones, especialmente la Fiscalía General del Estado con el fiscal general imputado por revelación de secretos para destruir a una rival del gobierno. Y por último, su famosa carta a la ciudadanía por victimismo y cuando regresó,    anunciar un ataque a los contrapesos democráticos: prensa libre, censura a la oposición y ataques frontales a los jueces, especialmente Bolaños, ministro de Justicia. Asume el concepto de lawfer que enarbolan los separatistas y hoy quien lo lidera es el gobierno.

Le repito la primera pregunta, ¿qué semejanzas cree que hay entre Sánchez y Franco?

—La pulsión autoritaria y la desligitimización del adversario. Sánchez es un burro de troya de la democracia. En otros tiempos la destruían guerrilleros o militares, y hoy en día se destruye desde dentro por gente disfrazada de demócrata que llegan por elecciones libres y luego buscan formas para perpetuarse en el poder. Todos operan de la misma manera, como hace Sánchez. Pero el final no está escrito, mi discurso es de optimismo y esperanza a partir del orden constitucional que hará fracasar a Sánchez. España tiene anticuerpos poderosos. Los españoles no nos odiamos como sus socios    odian a España. Compartimos valores morales y esenciales en cosas básicas pese a nuestras grandes diferencias.

¿La defensa de Begoña Sánchez es otro ataque a la judicatura?

—En esta estrategia de la demonización de la justicia está la llamada ‘ley begoña’ que establece impunidad para la familia del presidente y su entorno, es un indulto preventivo de sus aliados.

¿Qué desenlace cree que puede tener?

—Tendrá el recorrido que los jueces decidan de manera libre a pesar de las presiones brutales que están sufriendo. Al juez Peinado que instruye el caso le están llamando de todo y sometiendo a un linchamiento brutal a cargo de una brigada que lidera Bolaños.

¿Entenderá el electorado del PP que ustedes pactaran con Junts para llegar a gobernar?

—Nosotros tenemos que armar una mayoría alternativa en las urnas. Sánchez está hoy entre un burro de troya y un pato cojo. Su debilidad es extrema y el espectáculo que da en el Congreso es delirante. Ayer, por ejemplo, su principal aliada, Miriam Nogueras, les llamó trileros, chantajistas... Lo que debería hacer es convocar elecciones porque no tiene mayoría en el congreso ni en la calle.

Tampoco la tenía en las anteriores elecciones y gobierna...

—Porque no tiene escrúpulos. Si fuera valiente y demócrata convocaría elecciones pero no lo es. Se mantiene aferrado al poder aunque sea un guiñapo.

¿Le concederá algún mérito por resistir pese a los reveses que recibe en las Cortes?

—Sí, claro, pero la resistencia es contra todo, los españoles, el orden constitucional, la igualdad que defendía su partido... y eso no es un proyecto político para un país sino un proyecto personal.

¿Es el PP responsable de que no salga adelante la gratuidad del transporte o el aumento de pensiones, como dijo ayer el Gobierno?

—Eso ya no cuela.Han utilizado a los pensionistas como rehenes para regalar un palacio parisino al PNV cuando la prueba de que no les importan nada es que podían haber convocado un consejo de ministros y aprobar un nuevo decreto con la subida para votarlo en el Congreso, y no lo ha hecho. Sánchez tiene un gravísimo problema de supervivencia que depende de la impunidad de su mujer y su entorno, incluso la suya propia, y por eso también ataca a los jueces. Es la típica maniobra populista de enfrentar al pueblo con la ley, colocando a los jueces como si fueran fascistas.

¿Asume usted que contribuye al tono bronco casi permanente del Congreso con sus intervenciones duras, al nivel de los partidos que llegaron para cambiar la política y los independentistas?

—No    me voy a callar. La izquierda, Sánchez, plantea una disyuntiva perversa que es sumisión o conflicto y no voy a someterme para que    se carguen la obra de nuestros padres y abuelos, la igualad de los españoles y la convivencia en la transición. Si denunciar amnistía a cambio de poder es conflictiva, se tendrá que hacer. La crispación no la genera quien reacciona a una agresión sino quien agrede.

Por esa crudeza en el estrado, se ha dicho que usted no empatiza con las mujeres...

—No estoy de acuerdo. Lo que no asumo es el feminismo victimista de cuarta ola. Yo rehuyo y bajo a la arena a batallar. Tengo dos hijas y quiero que sean mujeres fuertes que no busquen culpables ajenos y eso significa asumir las dificultades propias.

Calificó a Errejón hace años como un pequeño impostor. ¿Qué dice de él ahora?

—Se ha confirmado. En su declaración ante el juez dijo que en la vida real las consignas, en relación al ‘sí es sí’, no funcionan así. Eso es lo que yo dije en un debate que fue muy polémico, todos saltaron y me acusaron de todo, y ahora él lo ha dicho. Esa es la impostura.