El Jubileo 2025, convocado por el papa Francisco con el lema «Peregrinos de esperanza», empezó ayer tarde en la Diócesis de Menorca en la parroquia de Sant Francesc de Ciutadella. Después, los numerosos asistentes participaron en una peregrinación hasta la Catedral, donde se oficiará la Eucaristía, presidida por el pastor de la Iglesia menorquina, que ofició con numerosos presbíteros. Acudieron fieles de todas las parroquias, así como integrantes de las delegaciones y organismos diocesanos, con destacada presencia de los voluntarios de Cáritas Diocesana, Manos Unidas y otras entidades de la Iglesia insular.
Anunció el obispo Gerard en su homilía que «inauguramos hoy en nuestra Diócesis de Menorca y en todas las catedrales del mundo el Jubileo de la Iglesia Católica, coincidiendo con el 1700 aniversario de Concilio de Nicea. Vamos a las raíces de nuestra fe expresada en las profesiones elaboradas por los primeros concilios ecuménicos» y añadió: «Hemos peregrinado a la Catedral, como pueblo de Dios, como familia de Dios en Menorca para encontrarnos con Jesucristo».
«Una gran familia»
«La fiesta de hoy nos recuerda la importancia de nuestras raíces familiares», afirmó el titular de la sede de Severo al poner el acento en los «vínculos de comunión y fraternidad» que unen a los cristianos de Menorca: «Nosotros, los cristianos también somos una familia, la de aquellos hermanos que peregrinamos en Menorca y que tenemos nuestras raíces, nuestra cultura, nuestra historia».
Destacó que «la experiencia sinodal de los últimos años nos ha ayudado mucho a avanzar en una concepción más comunitaria de nuestra fe, superando así el individualismo religioso que nos distanciaba. Hemos aprendido a escucharnos, a dialogar, a querernos, a avanzar juntos, viviendo nuestra participación en la vida de la Iglesia con una creciente corresponsabilidad diferenciada, articulada en torno a la vocación bautismal, al sacramento del Orden y los carismas de la vida consagrada».
«Una gran familia»
El Papa Francisco nos pide este testimonio de pedir el perdón de Dios en la confesión «para tener un corazón purificado que sepa perdonar y amar en lugar de juzgar y reprochar, posibilitando la reconciliación auténtica del hombre con Dios, con los demás, con la creación y consigo mismo, recordando aquello que se proclama en el pregón pascual: donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia».
«Hay esperanza para cada uno de nosotros porque Dios perdona todo y Dios perdona siempre, ayudándonos a recuperar la esperanza perdida para comenzar de nuevo», expuso el prelado.
Fondo de solidaridad por una vivienda digna
1 comentario
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... no voy a comentar la foto, habla por sí sola... una vez en el casco antiguo de Barna vi pasar un grupo de harekrishnas que hacían más ruido y llamaban más la atención con su jovial apologética sectaria... espero que no lleguen nunca a la isla, nosotros aquí ya tenemos los nuestros y al menos son más discretos, se agradece que casi ni se hacen notar con su proverbial discreción... en cuanto a la coletilla final, la ineludible petición de diezmos que hacen al apelar a la conciencia de sus cautivos fieles, mejor lo dejamos también, lo obvio aburre por redundante...