Los asistentes a la apertura peregrinaron desde Sant Francesc hasta La Catedral. | Katerina Pu

TW
1

«El Jubileo que hoy comenzamos es una llamada a la esperanza y a la conversión. Para ser una Iglesia misionera, los católicos de Menorca hemos de vivir y proclamar la experiencia de la misericordia de Dios que es infinita y recibir su perdón en una renovada celebración del sacramento de la penitencia, que posibilita recomenzar y poner el contador a cero para construir de nuevo el entramado de relaciones humanas dentro y fuera de la Iglesia, fundamentadas en el amor», manifestó el obispo Gerard Villalonga en la homilía de apertura del Año Jubilar.

El Jubileo 2025, convocado por el papa Francisco con el lema «Peregrinos de esperanza», empezó ayer tarde en la Diócesis de Menorca en la parroquia de Sant Francesc de Ciutadella. Después, los numerosos asistentes participaron en una peregrinación hasta la Catedral, donde se oficiará la Eucaristía, presidida por el pastor de la Iglesia menorquina, que ofició con numerosos presbíteros. Acudieron fieles de todas las parroquias, así como integrantes de las delegaciones y organismos diocesanos, con destacada presencia de los voluntarios de Cáritas Diocesana, Manos Unidas y otras entidades de la Iglesia insular.

Anunció el obispo Gerard en su homilía que «inauguramos hoy en nuestra Diócesis de Menorca y en todas las catedrales del mundo el Jubileo de la Iglesia Católica, coincidiendo con el 1700 aniversario de Concilio de Nicea. Vamos a las raíces de nuestra fe expresada en las profesiones elaboradas por los primeros concilios ecuménicos» y añadió: «Hemos peregrinado a la Catedral, como pueblo de Dios, como familia de Dios en Menorca para encontrarnos con Jesucristo».

«Una gran familia»

«La fiesta de hoy nos recuerda la importancia de nuestras raíces familiares», afirmó el titular de la sede de Severo al poner el acento en los «vínculos de comunión y fraternidad» que unen a los cristianos de Menorca: «Nosotros, los cristianos también somos una familia, la de aquellos hermanos que peregrinamos en Menorca y que tenemos nuestras raíces, nuestra cultura, nuestra historia».

Destacó que «la experiencia sinodal de los últimos años nos ha ayudado mucho a avanzar en una concepción más comunitaria de nuestra fe, superando así el individualismo religioso que nos distanciaba. Hemos aprendido a escucharnos, a dialogar, a querernos, a avanzar juntos, viviendo nuestra participación en la vida de la Iglesia con una creciente corresponsabilidad diferenciada, articulada en torno a la vocación bautismal, al sacramento del Orden y los carismas de la vida consagrada».

«Una gran familia»

El Papa Francisco nos pide este testimonio de pedir el perdón de Dios en la confesión «para tener un corazón purificado que sepa perdonar y amar en lugar de juzgar y reprochar, posibilitando la reconciliación auténtica del hombre con Dios, con los demás, con la creación y consigo mismo, recordando aquello que se proclama en el pregón pascual: donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia».

«Hay esperanza para cada uno de nosotros porque Dios perdona todo y Dios perdona siempre, ayudándonos a recuperar la esperanza perdida para comenzar de nuevo», expuso el prelado.

Fondo de solidaridad por una vivienda digna

El 26 de diciembre el obispo Villalonga Hellín firmó el decreto del Jubileo 2025, donde determina que el único lugar sagrado jubilar en la Isla será la Santa Iglesia Catedral Basílica de Ciutadella.

Este decreto episcopal quiere que «la dinámica de la peregrinación a la Catedral vaya acompañada de otros movimientos interiores para abandonar nuestro bienestar y comodidad para salir al encuentro del prójimo necesitado», explicó el pastor de Menorca en la homilía. Entre otras iniciativas que ayuden a los cristianos de la Isla a ser un signo de caridad verdadera para obtener la indulgencia está la constitución en la Diócesis de Menorca de un fondo de solidaridad destinado a obtener una vivienda digna, con una aportación inicial del Obispado, que asciende de 100.000 euros, cantidad a las que podrán sumarse otras aportaciones particulares. Este fondo será administrado por Cáritas Diocesana, «con la verificación de la sinceridad de nuestra conversión personal y comunitaria que sabe compadecerse de esta necesidad concreta tan acuciante en nuestra sociedad».