Pedro Fernández Alejo, durante el acto organizado por el Institut Diocesà de Teologia que se celebró en el Seminario.

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«La esperanza cristiana nace del amor y se fundamenta en el amor que brota del corazón de Jesús traspasado en la cruz, porque los cristianos hemos de ser portadores de esperanza» afirmó el sacerdote trinitario Pedro Fernández Alejo en la segunda charla organizada por el Institut Diocesà de Teologia para este curso.

Responsable del área religiosa del departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española, Fernández Alejo, explicó y argumentó la esperanza y el perdón desde el corazón de la cárcel. Conectó su intervención con el Jubileo de la Esperanza que se celebrará en 2025 en Roma. Proclamó que «la esperanza no puede defraudar al estar enraizada en la sensibilidad de cada persona, pero también experimentamos sentimientos contrapuestos, como el miedo y la desesperanza».

Dios, presente en la prisión

«Nuestro referente -subrayó- es Jesús, que tenía la capacidad de hacer soñar, humanizaba y dignificaba a todos». El responsable de Pastoral Penitencia en la CEE manifestó que «Dios está presente en la prisión, ya que la prisión es una escuela de esperanza».

«Lo más importante es acompañar a las personas que están presas con humildad, respeto y amor», dijo, y añadió: «en la prisión te sorprenden unas experiencias de Dios increíbles».