Natalia Peiro pronunció una conferencia el viernes en el Seminario de Ciutadella. | Josep Bagur Gomila

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Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración, Natalia Peiro Pérez (Madrid, 1975) está vinculada laboralmente a Cáritas Española desde 2002. En diciembre de 2017 fue nombrada por los obispos secretaria general de la entidad, siendo renovada en julio pasado para desempeñar un nuevo periodo de cuatro años con Manuel Bretón como presidente. Ha participado en los actos del 60 aniversario de Cáritas Menorca.

¿Cáritas es una ONG?
—No es una ONG más, ni una entidad al uso. Cáritas es la Iglesia al servicio de las personas que más sufren la exclusión, la desigualdad y la pobreza. Nuestra estructura organizativa es la de una confederación, ya que somos capaces de llegar a todos los rincones de nuestro territorio. Eso es posible gracias a que estamos presentes en más de 5.400 parroquias organizadas en setenta Cáritas diocesanas. Esa es una de nuestras mayores riquezas.

¿Qué funciones y servicios desempeña Cáritas Española?
—Somos como el think tank de una organización muy capilar, descentralizada y asamblearia, sujeta a la voluntad de las Cáritas de todo el territorio. Somos un organismo que sirve para la gobernanza, fijar líneas comunes, como organizar campañas de comunicación para recaudar fondos -beneficiamos a las Cáritas menores, con menos capacidad de recolecta-, gestión de fondos y elaboración de estudios, como el gran informe anual Foessa sobre la realidad social para impulsar la acción de las Cáritas en todas las comunidades y ciudades.

¿También tienen incidencia en las políticas públicas?
—Uno de nuestros objetivos consiste en cambiar aquellas políticas públicas que desfavorecen y hacen la vida aún más difícil a las personas que acompañamos. Al mismo tiempo con programas de voluntariado y formación, cooperación internacional en los 40 países en los que actuamos.

¿Qué papel desempeñan los voluntarios en Cáritas?
—Son el corazón de nuestra organización y hacen posible el lema «la caridad no cierra». Nuestro voluntariado es maduro y con una fuerte opción evangélica, entroncado en las parroquias. Un 54 por cien lleva al menos seis años con nosotros y uno de cada tres, además, lo compagina con otros tipos de voluntariado. Las cuatro funciones que realizan nuestros voluntarios consisten en el servicio, la acogida, la escucha y el acompañamiento.

¿Su acción se lleva a cabo a través de Cáritas parroquiales?
—Una gran parte del acompañamiento a las personas en situación de pobreza y exclusión la realizan las Cáritas parroquiales a través de sus voluntarios. Ese trabajo tiene un apoyo importante en los programas especializados para personas sin hogar, mujer, personas mayores, asesoramiento jurídico, etc. Esta labor más específica la realizan profesionales bien formados.

¿Cuál es su valoración de Cáritas Diocesana de Menorca?
—Hacen un trabajo inmenso para la promoción de las personas en toda la Isla, sus iniciativas de economía social son muy interesantes, están muy presentes en la sociedad menorquina y estos sesenta años han dejado una profunda huella en las personas que les anima a seguir trabajando.

¿Cuáles son las causas principales de exclusión social?
—La mitad de las personas que acuden a nosotros tienen trabajo, pero necesitan ayuda porque no les alcanza para llevar una vida en condiciones dignas. España tiene una de las tasas de pobreza laboral más altas de Europa por la parcialidad, los bajos salarios y la temporalidad. Una de cada tres personas que acompañamos en Cáritas son migrantes en situación irregular. No sólo sufren la pobreza tres veces más que la población general, sino que su número va en aumento. Y en tercer lugar, las familias con menores a cargo. Sobre todo, monoparentales, es decir, mujeres con niños a cargo para quienes la crianza es un riesgo de exclusión social, porque no solo implica más gastos sino también menos ingresos por la reducción de jornadas laborales para alcanzar la conciliación.

¿Cómo combate Cáritas las desigualdades sociales?
—Trabajamos sobre tres vías: el conocimiento de la realidad, la sensibilización y la acción social. La población en riesgo de exclusión crece durante las crisis, pero no baja en los tiempos de crecimiento económico. La segunda tarea es la sensibilización para visibilizar la realidad de exclusión y pobreza que viven muchas personas a nuestro alrededor. Y la tercera vía es la acción social para conseguir la autonomía de las personas. De ahí la importancia de las iniciativas vinculadas al empleo y la economía social, que requieren más inversión.

El apunte

Las propuestas presentadas por Cáritas a los partidos políticos

Entre las propuestas e iniciativas que Cáritas Española ha presentado a los partidos políticos, Natalia Peiro destaca la reivindicación de medidas para prevenir la exclusión residencial, el derecho a una buena administración, un plan integral de cuidados, así como políticas de empleo inclusivas. «También proponemos -añade la secretaria general- una política migratoria que contemple oportunidades más allá del mercado laboral, garantizar una protección efectiva de las víctimas que sufren la violencia machista y una política de cooperación internacional que ayude a fortalecer la sociedad civil». Cáritas Española ha presentado todas estas propuestas «desde la constatación de que, cuando se establecen prioridades políticas, y se desarrolla un proceso que involucra la sociedad y a quienes tienen la competencia de gobernar y legislar, finalmente se aprueban medidas que tienen como eje principal a las personas que más lo necesitan».