Los restos de muchos menorquines están en ese mar que le ha rodeado en vida. Esparcir las cenizas en el mar es uno de los deseos mayoritarios de los familiares de los difuntos que antes de partir eligieron ser incinerados. «Más del 70 por ciento de los familiares de los difuntos que se incineran me piden ese tipo de urnas que se deshacen», asegura el gerente de la Funeraria Gomila, Pedro Gomila.
Al mar con urnas biodegradables, la opción más elegida por los menorquines al fallecer
Para esparcirlas de manera legal hay que hacerlo a 200 metros como mínimo de la costa
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A la larga, los cementerios tal y como los hemos conocido hasta ahora, quedarán obsoletos y en desuso según vayan pasando unas pocas generaciones más. Como podemos leer en esta información, poco a poco una mayoría de gente opta cada vez más por la incineración de sus familiares difuntos, y buena parte de ellos no depositan esas cenizas en un cementerio al modo tradicional, sino que deciden deshacerse de ellas en cualquier lugar, preferentemente en el mar, como ocurre ya en Menorca, dado que vivimos en una isla y la relación de los isleños con el mar es muy estrecha desde que nacemos. Por otro lado, aún siendo de educación cristiana, nunca he comprendido muy bien eso de ir a los cementerios a "honrar" a nuestros difuntos. Según nos enseña la Fé Católica, al morir el cuerpo físico, nuestro espíritu o Alma lo abandona y se prepara para afrontar la vida eterna en otra dimensión inmaterial fuera de la dimensión física espacio/tiempo. Entonces, si creemos en todo esto, ¿porqué acudimos de visita a los cementerios, si el espíritu de nuestro ser querido se supone que ya no está en este mundo desde que esa persona falleció? Allí no hay absolutamente nada, excepto simple materia inerte y en descomposición, que para nada es ya aquella persona que conocimos y/o amamos.
Me alegro de saber que se pueden depositar las cenizas en el mar legalmente respetando las condiciones.
Si las voluntades es hacerlo en una playa o en un pinar en monte toro sin problema, con la de plásticos y porquería desperdigada nos dirán como hacer las cosas de nuestros seres queridos. Venga hombre!