Vista de la playa de Cala en Porter anegada, tras el paso del temporal del pasado agosto. | Josep Bagur Gomila

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La afluencia a Cala en Porter, en Alaior, cubrió la capacidad de carga de esta playa en 2023, llegando al 101 por ciento, pero este año se quedó en un 20 por ciento como consecuencia de la DANA que arrasó la zona el 15 de agosto y desbordó el torrente, que anegó el arenal. Una de las playas más turísticas de la Isla cambió por completo su fisonomía y quedó en buena parte inutilizada. Cala en Porter es una de las playas de tipología A, urbanas, en las que se llevan a cabo recuentos de usuarios. Según las mediciones de los últimos dos años, en 2023 el recuento máximo fue de 1.341 personas, mientras que este año se ha pasado a 269 usuarios.

No es la única playa que se ha visto modificada y por tanto, ha perdido visitantes esta temporada, turistas que se han desplazado a otros puntos del litoral. Los temporales se llevaron la arena en dos de las tres calas más próximas a la urbanización de Sant Tomàs, en Es Migjorn Gran, y de parte de otra. La arena desapareció por completo en San Adeodato, en buena parte de Binigaus y en un tramo de Sant Tomàs, convirtiendo muchos metros de playa en un pedregal, muy distinto de la imagen turística y paradisiaca tradicional. Las alarmas se encendieron ya al inicio de la temporada, en marzo, cuando se vio que la arena no retornaba.

La playa de Sant Tomàs ha pasado del 91 por ciento de su capacidad de carga en 2023, con un recuento máximo de 1.435 personas, a un 68 por ciento en 2024 con una cifra máxima de 1.069; el descenso es mucho más pronunciado en San Adeodato, que el año pasado registró una frecuentación de usuarios del 158 por ciento de su capacidad de carga y un recuento máximo de 820 personas, mientras que este año ha tenido un máximo de 198 personas y ha estado al 38 por ciento de su capacidad.

En cuanto a Binigaus, de soportar cerca del doble de la capacidad de carga de la playa (173 %) en 2023, con un recuento máximo de casi un millar de personas (965), este año se ha pasado al 91 por ciento, con la mitad de afluencia que el año anterior, el recuento máximo indica 506 personas.

Otro gran arenal que se vio afectado por problemas de vertidos y de fenómenos naturales fue Son Bou. En mayo ya ondeó la bandera roja, en principio en solo una parte, para dar salida al agua estancada en la zona húmeda, clausurándose unos 200 metros de playa; más tarde el viento empujó el vertido y hubo que cerrar todo el arenal, incluida la parte de Atalis. A finales de mayo se reabría.

En agosto Son Bou volvió a ser castigada esta vez por las lluvias torrenciales de la DANA y las corrientes que van a parar a la zona húmeda y a la playa. Como consecuencia de estos fenómenos adversos, y pese a ser una de las playas más grandes, turísticas y visitadas de Menorca, también se resintió en cuanto a número de bañistas; el recuento máximo este año en Son Bou-Urbanización fue de 2.205 personas, con un 41 por ciento de su capacidad de carga, mientras que en 2023 se llegó a 3.625 usuarios y un 67 por ciento.

En Son Bou-Atalis los datos recogidos indican que la frecuentación se mantuvo similar al año pasado, la cala tipo B (natural), soportó un 28 por ciento de su capacidad de carga (en 2023 fue el 25 %), con un recuento máximo de 678 personas frente a las 616 del verano anterior.