Hace no mucho tiempo, los turismos podían circular a 50 km/h por la Avinguda de sa Pau como si de una vía urbana se tratase. En su momento se redujo a 40 km/h y desde el verano de 2022 se conduce a 30 km/h.    | Josep Bagur Gomila

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El Ayuntamiento de Sant Lluís tenía pensado licitar la compra de tres radares sancionadores entre los pasados meses de mayo y junio, siendo dos de ellos fijos y el otro móvil.

Tal y como explicaba la alcaldesa Loles Tronch a este diario el pasado abril, el objetivo era «pacificar» el tráfico en la vía a causa de las «múltiples quejas» por la desatención que muchos conductores hacen de los paneles disuasorios. No obstante, dicha opción se acabó desechando después de haber consultado a diferentes empresas, entre ellas la que se encarga de la gestión de los polémicos radares de Es Migjorn Gran. «Lo acabamos desestimando porque veíamos que el proyecto que se nos planteaba tenía más un afán recaudatorio que no el de pacificación de la avenida, que es nuestro verdadero propósito», revela el regidor de Movilidad, Jorge de Diego.

De esta forma, ya no se plantean proponer a la oposición la ampliación del límite de velocidad de 30 a 40 kilómetros por hora, regresando de esta forma al tope imperante hasta hace dos años. «Hubiera sido una propuesta de haberse instalado los radares sancionadores, pero no es el caso», sentencia.

Punto negro

Tal es la saturación de vehículos en los meses de julio y agosto, que no es necesario «activar ni radar», según indica el jefe de la Policía Local, Isaías Sánchez. «La circulación ya va ralentizada de por sí debido al volumen de tráfico. Así pues, no se llega a superar el límite de velocidad fijado en 30 kilómetros por hora», explica.

Pese a convertirse en una auténtica procesión durante los meses de mayor actividad turística, el hecho de ser la carretera con mayor volumen de tráfico de la Isla ha acabado propiciando que, a largo plazo, se convierta en un punto negro. Es por ello que la Policía Local vio conveniente en su momento reducir el límite de velocidad en la Avinguda de ses Barraques. Según datos del mismo cuerpo, en los dos últimos años se han registrado dos fallecimientos por atropello, además de numerosos incidentes.

«Estas cifras son muy altas para un municipio pequeño. Tenemos todos los pasos de peatones señalizados, la mayoría de forma elevada, todos con señal luminosa de día y de noche... es difícil y estamos preocupados por la situación», apunta Sánchez con desasosiego. «Toda medida que sirva para controlar el tráfico, por muy escasa que sea, es interesante y más que bienvenida», concluye.