El empresario hotelero y agrario, en una de las tres cámaras de maduración en sus instalaciones del polígono de Ciutadella.

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El empresario Sebastià Triay Fayas proyecta la construcción de invernaderos en la finca de Son Tarí Vell. Es un proyecto para «hacer una prueba» y valorar la viabilidad de la producción hortícola, con el objetivo final de esquivar la estacionalidad de la huerta menorquina y proporcionar producto local a sus hoteles, más allá de los dos meses y medio de la tradicional estivada. Se trata de un proyecto más del hotelero, que en mayo inauguró Biniatzem Productes de la Terra, su propia industria cárnica y de maduración de quesos en Ciutadella.

Agricultura y turismo van desacompasados, lo que obliga a los establecimientos turísticos a buscar proveedores y productos de fuera de la Isla. Alojamientos y restauración precisan de un género que el campo menorquín «solo da con la estivada, de Sant Joan a septiembre», y «los hoteles y los restaurantes necesitan fruta y verdura, por lo menos, durante seis meses».

Este planteamiento es el que ha animado a Triay Fayas a ensayar con la producción en invernaderos, en una de sus fincas, Son Tarí Vell. La intención es cultivar «tomates, calabacines, pepinos», menciona a modo de ejemplo el empresario, quien ve que «el melón y la sandía quizá son más complicados». «En Almería o en Murcia lo hacen, son la huerta de Europa», un modelo que quieren imitar, «haremos la prueba» y, si es exitosa, podrán extenderlo a más explotaciones.

Miquel Juaneda, carnicero de la fábrica, junto a una tarrina de mantequilla.

Contar con productos de la huerta local, permitiría, por otro lado, ahorrar en compras al exterior, procedente de invernaderos. «En verano, el melón sale a 45 céntimos el kilo, pero en temporada baja vale 3 euros; igual que el tomate, pasa de 1 a 3 euros el kilo».

Un millón de euros

Estos planes siguen al último proyecto que Triay ha puesto en marcha. Es Biniatzem Productes de la Terra, una fábrica dedicada al sector cárnico y a la maduración de quesos.

Situada en el Carrer dels Industrials del polígono industrial de Ciutadella, ha supuesto una inversión de 1 millón de euros, para disponer de unas instalaciones de 1.000 metros cuadrados, donde procesan carne y queso procedente, principalmente, de sus cinco explotaciones agrarias —S’Aranjassa, Biniatzem, Son Marc, Son Marquet y Son Terí Vell—, aunque también pueden recibir de otras ajenas al grupo.

La actividad arrancó el 1 de mayo, con una plantilla de siete empleados, para proveer a los establecimientos de Sagitario Hotels y a otros restaurantes.

Las fogasses (piezas) de queso elaboradas en las fincas llegan a las tres cámaras de maduración, así como otros productos, como el queso en barra para lonchear, procedente de la fábrica de La Payesa, que Triay adquirió en primavera y que recibe leche de las ganaderías propias y algunas más, además de las ocho que ya venían suministrando anteriormente a la industria de Alaior. «La oportunidad de comprar La Payesa surgió después de arrancar Biniatzem, hubiera sido antes, quizá no lo habríamos hecho», admite el empresario.

En cuanto a la carne, procesan «de todo tipo», ternera, vaca, cerdo, cordero, conejo o pollo (este último, adquirido fuera de Menorca). «Aquí se corta y se envasa, hacemos hamburguesas, albóndigas, embutidos, cuixot, sobrasada, carn i xulla, chistorra, chorizo, morcilla, salchichas», expone Triay, mientras el carnicero, Miquel Juaneda, prepara varios kilos de carne picada. Además, «en los hoteles ahorramos un montón de trabajo en cocina», valora, teniendo en cuenta que sacrifican semanalmente un par de terneros, una vaca o entre cuatro y seis cerdos, y distribuyen unos 200 pollos procedentes de una empresa de Barcelona.

Como novedad, y también elaborado en las instalaciones de La Payesa, sirven mantequilla en barra a sus hoteles. «Nos ha permitido eliminar las porciones individuales en plástico o aluminio», contribuyendo también, así, a la reducción de residuos.

«En nuestros hoteles el 45 % del producto que se sirve es local»

Sebastià Triay Fayas está convencido del potencial que atesora la simbiosis entre los sectores turístico y agrario. Actualmente, en sus alojamientos del grupo Sagitario Hotels «el 45 por ciento» de los productos que sirven a sus clientes son de kilómetro cero. Un dato a tener en cuenta, puesto que supera por mucho el 3, 4 y 5 por ciento de producto local al que obliga la ley turística a los hoteles de 3, 4 y 5 estrellas y agroturismos, respectivamente. «Superamos de mucho estos porcentajes», señala el emprendedor, quien considera que «el turismo tiene mucho potencial» y que es preciso aprovecharlo para sacar el máximo rendimiento.

El apunte

«Si a 51 céntimos la leche no es rentable, será mejor dedicarse a otro producto»

Para el empresario hotelero y agrario, Sebastià Triay Fayas, el precio de la leche ha mejorado los últimos años, pasando de 36 a 44 o 46 céntimos por litro, en pocos años. Así, valora que «ahora el precio es bueno», porque «hay que añadir lo que paga el Govern con el plan Provilac, que són 7 céntimos más, y luego están las ayudas de la PAC (Política Agraria Común)». Así, «el litro puede salir a 51 céntimos, si a ese precio el ganadero no consigue que sea rentable, es mejor dedicarse a otro producto». Lo dice como parte afectada, puesto que sus explotaciones se dedican a la leche.