Juana Mari Pons, alcaldesa por sorpresa, este jueves cerró su última jornada completa. | D. M.

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Se acabó la cuenta atrás. El tic-tac llega a su fin y este mediodía Juana Mari Pons (Ciutadella, 1979) dejará de ser alcaldesa. La moción de censura presentada el 5 de julio por los once concejales de los grupos de izquierda se consumará y, de no haber sorpresas, el socialista Llorenç Ferrer Monjo (1966) será investido al filo de la una como nuevo alcalde.

Casi 400 días después de su inesperada toma de posesión, propiciada por el desacuerdo de última hora entre PSOE y PSM, abandona el despacho de alcaldía «dolida». La aritmética -dice- no puede ser el único motivo de censura.

— Dejé a mi madre algo apartada, pero ahora se ríe contenta cuando le digo que me volverá a ver a diario. Haré la vida de antes y oposición, como quiere la izquierda.

PSOE, PSM y Ciutadella Endavant llevaban medio año amagando con la moción de censura. ¿Llegó a pensar que no la presentarían?
— Al contrario. Desde el primer momento vi que sus ansias de poder eran tantas que resultaba inevitable. De hecho, me extrañó que facilitaran la aprobación de los presupuestos. Cuando votaron en contra en el primer pleno, temí que dieran el paso, pero no debían tenerlo aún acordado. Así que sí, era consciente que esto acabaría pasando. No aceptaron la derrota de no haber podido pactar a tiempo y eso les ha llevado también a confundir una investidura con la moción de censura.

¿Ya entiende los motivos?
— Es que no los tienen. El único es la aritmética. Tienen el 51% de los votos, y eso parece pesar más que 400 días de buena gestión, en los que Ciutadella ha notado un cambio. Dicen que han sido necesarios, pero yo no los he necesitado para nada. Han presentado muchas mociones, pero apenas han tomado acuerdos trascendentes. Si acaso, el presupuesto y la no aplicación del decreto del Govern que iba a permitir la conversión de locales en viviendas. Y eso que he practicado lo que anuncié al tomar posesión: que sería la legislatura del diálogo y del consenso. Yo lo he hecho. Ellos no han querido. Ojalá hubiera apreciado el talante de Carol Cerdà, que siempre aportaba en positivo. No quieren consensuar, sino hacer valer su mayoría a toda costa. Y lo han demostrado esta misma semana, con una propuesta que pretendía dejar vacía la silla de alcaldía. Yo me sentaré en ella hasta que los votos digan lo contrario. Me levantaré y cederé el asiento pero, hasta entonces, seguiré siendo la alcaldesa. El derecho me asiste. Es tan anormal que presenten una moción de censura cuando no pueden censurarme... No he hecho nada malo, tengo la conciencia tranquila y me marcho con la cabeza bien alta.

Se la nota dolida.
— Y con motivo. Ellos propiciaron la situación y, en lugar de pensar en Ciutadella, encima ahora la agravan con la moción de censura. Y no es que me sepa mal solo a mi. Es ruín. Miran solo por ellos y no por el pueblo. He recibido tanto apoyo popular, de todas las ideologías, que no puedo hacer otra cosa que dar las gracias. Me enorgullece que la gente valore y haya notado el cambio.

Si tanto se veía venir, ¿por qué ha habido tanta tensión estas últimas semanas?
— En Ciutadella tradicionalmente ha habido crispación e inestabilidad, pero nunca tanta como la que crearán ahora ellos. ¡Tendremos tres acaldes en cuatro años! Y eso es injusto para los ciutadellencs. Pasaremos a la historia de la política menorquina por esta moción de censura. Y todo por su ánsia de poder. Anteayer aprobamos en Junta de Gobierno propuestas iniciadas en 2022 y 2023    que perfectamente podría haber dejado para cuando ellos entren. Pero no, me he propuesto hacer hasta el último día lo que vengo haciendo desde el primero. Yo no he tensionado. Han sido ellos los que han venido con imposiciones desde la oposición, y eso es feísimo... Hay concejales que, un año después, aún tienen las llaves del Ayuntamiento y no las han devuelto.

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¿Y qué ha hecho usted?
— Cambié la cerradura de la puerta principal. Hay cosas que no me parecen normales. Cuando te vas de una casa, dejas las llaves.

Entre medias, ha trascendido la operación abierta por la gestión de los pozos en la que está investigada al menos la anterior concejal de Aguas.
— Es gravísimo. Facilité toda la documentación que se nos requirió y declaré voluntariamente cuando la Guardia Civil me lo pidió. Me preguntaron muchas cosas, que no revelaré al haber un proceso judicial abierto. Pero al ver como el propietario denunciaba que Joana Gomila había ido allí cinco veces y que tenía conocimiento de todo, me sabe mal haberme comido el marrón y que hayan dado el silencio por respuesta. Quedan muchas preguntas en el aire y, ahora que gobernarán, les tocará contestarlas.

Entre unas cosas y otras, se ha creado una gran expectación, poco habitual en asuntos políticos.
— Porque este ridículo esperpéntico nos hará pasar a la historia de la política en Menorca. Y no porque presentemos a un Mbappe, que es un número 1, sino que el futuro alcalde iba en el tercer lugar de la lista.

¿Teme que el pleno pueda verse alterado en algún momento?
— Pido a todos, de uno y otro bando, que nos respetemos. Si viene gente a apoyar la moción de censura, que lo pueda hacer, pero también que puedan manifestarse quienes vengan a apoyarnos. Siempre desde el respeto. A raíz de la solicitud de la oposición y como se están convocando a grupos afines y detractores, entiendo que debe haber seguridad, aunque sea para prevenir. Estoy de acuerdo con la advertencia de la izquierda, pero quiero recordar que los primeros que irrumpieron a pitos y gritos, e interrumpieron un pleno, fueron el PSM y PSOE, en defensa de la fuente de Es Pins. Entonces pareció no preocuparles tanto y eso resulta esperpéntico.

¿Por qué pidió el voto secreto?
— Porque así lo permite la ley y porque queremos que todos puedan votar libremente y sin coacciones. Todos ponen el foco en la izquierda, pero...¿y mis concejales? ¿Y Maite de Medrano? ¿Por qué debemos saber el voto? Hacerlo público no es transparencia. Quien tiene la conciencia tranquila no le teme a nada. ¿O es que ya desconfían de ellos mismos? Mal empezamos...

¿Espera sorpresas en la votación?
— No. ¿Si me gustaría? Claro que sí. Hemos hecho un buen trabajo y entendería que pueda haber alguien con la conciencia no muy tranquila que votase en blanco. Estaría mirando más por el bien de Ciutadella que por el de su partido, pero seguramente no pasará.

Por tanto, asume que dejará de ser alcaldesa. ¿Volverá a intentarlo en 2027?
— Ya se verá, porque tres años son muy largos. Eso sí, haremos una oposición dura. Cuando haya propuestas beneficiosas para Ciutadella, seré la primera en levantar la mano, pero no aceptaré que enreden. Si hacemos una buena oposición y el partido así lo decidé, volveré a postularme en 2027, pero con una condición: que sea con todo mi actual equipo.

¿Qué espera del nuevo alcalde y del futuro gobierno?
— Respeto el reparto que han decidido, aunque creo que el alcalde no debe asumir áreas de gestión. Solo espero que, si para pactar de nuevo han tardado un año, no tarden tanto con las decisiones importantes para Ciutadella. Piense que hay asuntos que requieren tiempo y que el ciudadano que ha venido a explicármelos a mi, luego deberá contárselos al nuevo alcalde y a su sustituta. Les deseo mucha suerte, pero no les auguro un camino fácil. Nosotros hemos sido una familia, un equipo, un partido, hemos tenido el Consell, el Govern...y ellos solo ven que la oposición es dura, que trabajas mucho y cobras poco. No han asumido perder el poder. ¿Y qué harán? ¿Peatonalizar Es Born? ¿Implantar la recogida puerta a puerta? Yo no lo habría hecho hasta no verlo claro. No pagaré un millón de euros por un terreno en el que caben apenas unos pocos coches. Gestionamos el patrimonio de todos y, por peatonalizar Es Born, no hay que tirar el dinero. Espero que tengan seny.