El obispo de Menorca, Gerard Villalonga | Josep Bagur Gomila

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El obispo de Menorca, Gerard Villalonga, califica de «retos que constituyen una gran exigencia» las propuestas surgidas durante la primera parte del Sínodo de Obispos, que consisten en «el anhelo de ser una Iglesia pobre entre los pobres y los necesitados de cualquier tipo; una Iglesia donde las mujeres participen desde la igualdad radical del bautismo, sin discriminaciones».

Y «una Iglesia que acompañe con amor a las personas en los procesos de iniciación cristiana y que inserte a sus miembros en las diversas realidades de nuestra sociedad».

En una carta pastoral, titulada «El camino sinodal en nuestra Diócesis. Siempre en la Iglesia, nunca los unos sin los otros», el obispo Gerard afirma que estos tres retos «constituyen una gran exigencia para todos, al reclamar una seria formación continua que nos lleve a profundizar y hablar de una corresponsabilidad diferenciada en el pueblo de Dios y nos motive a participar plenamente de la vida de la Iglesia».

Esta participación saldrá de «los diferentes consejos que, guiados por la luz del Espíritu Santo, determinen las líneas pastorales que todos debemos asumir en la tarea evangelizadora». Según Gerard Villalonga, «la Iglesia que peregrina en Menorca continúa avanzando por el camino sinodal y sigue la invitación del papa Francisco para que en el siglo XXI caminemos juntos como discípulos misioneros de Jesucristo, encarnando la tradición viva de la Iglesia, que bebe siempre del Evangelio».

Nuevo organigrama diocesano

Afirma el pastor de la Diócesis de Menorca que «el gran protagonista de la Evangelización es y será siempre el Espíritu Santo. Es es el alma de la Iglesia. Y del mismo modo que actuó en la comunidad primitiva, desea también intervenir aquí y ahora en Menorca a través de una profunda renovación que nos lleve a ser instrumentos en sus manos».

Pide el prelado que durante el próximo curso, a través de asambleas parroquiales y comunitarias, y de las deliberaciones de los distintos consejos y organismos diocesanos, «pensemos en la reorganización de las estructuras pastorales actualmente vigentes, es decir, en una reformulación del organigrama diocesano».

El objetivo de esta nueva estructura de la Diócesis es «ahorrar el máximo posible de fuerzas para dedicarnos sin reservas a la evangelización y, en esta línea, orientar toda la vida y actividad diocesanas».

Para ello pide a los grupos y consejos de la Iglesia de Menorca que propongan «objetivos operativos y posibles para el próximo curso». De esta manera, el obispo, asistido por el Consejo Episcopal, tras escuchar a todos y teniendo muy en cuenta la síntesis de aquello que han dicho los 24 grupos sinodales «pueda plasmar con una formulación sencilla y fácil de entender los objetivos diocesanos que guiarán nuestros pasos durante el curso 2024-2025».

Alude Villalonga Hellín a las conclusiones de los grupos de trabajo, cuyo trabajo concluirá en junio de 2025. A continuación el papa publicará una exhortación apostólica con valor programático para toda la Iglesia.

En este documento, según el obispo de Menorca, reconoceremos algunas de nuestras aportaciones, enriquecidas por las que llegarán de otros países y continentes. Pide no olvidar nunca que «formamos parte de la Iglesia católica, que quiere decir universal».

Jubileo de 2025

En esta carta pastoral, el titular de la sede de Severo señala que el próximo curso, con la celebración del Jubileo, y a la espera de la exhortación apostólica del papa Francisco, «no será un intermedio o un paréntesis en la vida de la Iglesia».

«El jubileo de 2025 será un nuevo alimento del Espíritu Santo que nos presentará a los creyentes entre el pueblo de Menorca como testigos de la esperanza que anima nuestras vidas. Queremos insertarnos plenamente en nuestra sociedad para anunciar el Evangelio a través de nuestras obras y palabras», expresa Gerard Villalonga.