Los procesos de generación eléctrica protagonizan la mayoría de las emisiones de CO2 a la atmósfera en la Isla    | Gemma Andreu

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Menorca ha cerrado el año 2023 con el primer descenso en nueve años –pandemia al margen– en las emisiones directas de CO2, aunque continúa muy alejada de los objetivos marcados por la Estrategia 2030 de descarbonización.

Según los datos hechos públicos por el Observatori Socioambiental de Menorca (Obsam), el pasado año el cálculo de emisiones de dióxido de carbono, del principal gas de efecto invernadero, se situó en 790.744 toneladas, con un descenso del 0,6 por ciento respecto al año anterior. Es un ahorro de emisiones menor, pero está llamado a marcar un punto de inflexión en la tendencia histórica, visto que este año está entrando en el sistema eléctrico una    considerable potencia de generación renovable.

Para calcular este volumen de emisiones, el Obsam ha tenido en cuenta la quema de gases y combustibles para la movilidad interna, el sector primario, el sector industrial y residencial, y la aviación, así como las emisiones por la generación de electricidad, básicamente en la central de Maó.

En la gran mayoría de sectores se registró el pasado año un descenso de las emisiones con dos excepciones que a la postre no han impedido que el cómputo general    de emisiones de CO2 decrezca. Solo aumentó la contaminación asociada a los usos del sector industrial y residencial y a la producción de electricidad. Pese al récord de pasajeros registrado en 2023 el número de vuelos descendió y en consecuencia también lo hicieron las emisiones.

Más allá de la foto de evolución del último año, los datos publicados por el Obsam señalan una realidad mucho más cruda. Menorca está extremadamente alejada de los objetivos que se ha marcado para el horizonte 2030. De hecho, pese al leve descenso de emisiones, está más alejada que nunca.

El plan de descarbonización de Menorca establece para ese horizonte –que está a la vuelta de la esquina, apenas siete años contando el ejercicio en curso– que la Isla tiene que haber reducido sus emisiones un 50 por ciento en relación al año 1990 sin tomar en consideración la aviación, que escapa de sus competencias. Restando la contaminación de los aviones, Menorca emitió directamente a la atmósfera en 2023 610.116 toneladas de CO2 y en 1990 fueron 366.053. Las emisiones están al término del año pasado un 66,7 por ciento por encima del año de referencia.

Más exigente

El objetivo marcado para el año 2030 se sitúa en las 183.026,5 toneladas, el 50 por ciento de lo que se emitió en 1990, lo que supone que los niveles de contaminación que se emiten a la atmósfera, en lo que al dióxido de carbono se refiere, son en estos momentos tres veces superiores de lo que tendrán que ser dentro de seis años y medio.

Además, desde el Obsam advierten de que la llamada Estrategia Menorca 2030 deberá ser revisada con objetivos más exigentes, visto que los nuevos hitos marcados por la Unión Europea son más ambiciosos y sitúan en el 55 por ciento la reducción de emisiones para 2030.