Adolfo Vilafranca, en el centro de la imagen, tras el pleno que rechazó los presupuestos de 2024. | Gemma Andreu

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La consellera de Vox, Maite de Medrano, tumbó ayer el proyecto de Presupuesto General del Consell para 2024 y logró así condicionar la acción de gobierno del PP, que tendrá que prorrogar las cuentas aprobadas por la izquierda si no cede ante la pretensión de su ex socio de recomponer el pacto y devolver a De Medrano su puesto como consellera ejecutiva en el equipo que dirige Adolfo Vilafranca.

El presidente del Consell vivió una jornada complicada. Tal y como avanzo 'Menorca - Es Diari' a primera hora, la consellera de Vox dio un ultimátum al PP para apoyar los presupuestos, exigiendo su reincorporación al equipo de gobierno con las funciones ejecutivas de las que fue apartada en noviembre, tras la crisis por la sustitución de su entonces director insular, Ricardo Galí.

La negociación saltó por los aires y finalmente De Medrano consumó en el pleno extraordinario de aprobación de presupuestos su voto en contra de unas cuentas públicas que ahora quedan en el aire, con partidas tan importantes como los tres millones de euros que el Consell debe inyectar al Consorcio de Residuos para financiar el sistema de recogida puerta a puerta que acaba de comenzar.

Tres opciones, ninguna fácil

El presupuesto de 2024, el más alto de la historia, de 162,5 millones de euros, nació «muerto», como afirmó la consellera de la oposición socialista, Susana Mora, y ahora se abren ante el presidente Vilafranca distintos escenarios, ninguno fácil: claudicar ante Vox y readmitir a la consellera que cesó por no hacer su trabajo al frente del departamento de Vivienda; intentar pactar con la oposición del PSOE y Més las grandes líneas políticas del mandato para lograr al menos su abstención; o prorrogar las cuentas que dejó el pacto de izquierdas y de ese modo renunciar a los proyectos e inversiones que el PP quería llevar a cabo el próximo ejercicio.

De Medrano argumentó que los presupuestos presentados por el PP «no son de cogobierno, ya no hay cogobierno» y por ello «contienen una serie de partidas y concepciones que Vox no comparte, Vox votará no porque el presupuesto todavía destila cosas y partidas propias de la izquierda» y acusó al PP de no haber querido «desprenderse de partidas ligadas a la ideología de izquierdas».

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Una negociación sin presentar ninguna enmienda

De Medrano afirmó que se había negociado durante casi un mes, unas conversaciones que no se tradujeron en enmiendas, como le reprochó la consellera Taltavull, porque «estábamos negociando en conjunto, lamento que no le llegara, que no se lo hicieran saber es algo de su partido, del PP», replicó De Medrano, quien también, desde su nueva posición de poder, se permitió recordar a los populares que están en minoría y deben ser conscientes de ello. «Cuando no hay mayoría absoluta lo primero es aprender a sumar, como nos enseñaron en las clases del ‘cole'», remachó.

No obstante, se esforzó por dejar claro que «la mano está tendida» para seguir dialogando y llegar a acuerdos «mañana mismo o la semana que viene, con un nuevo cogobierno, porque del pasado se puede aprender, buscando lo que nos une y creó ilusión el 28 de mayo», añadió la consellera de Vox.

El PSOE pide negociar con luz y taquígrafos

A qué precio, está por ver, y así lo inquirió la portavoz socialista, Susana Mora, durante el debate. «Pido que las negociaciones se lleven a cabo con luz y taquígrafos porque la consellera De Medrano no ha presentado ninguna enmienda, dice que la negociación se lleva de otra manera, perfecto, pero ahora nos vamos a ciegas, sabiendo que no han sido capaces de llevar adelante unos presupuestos y sin saber cuáles son las renuncias que están dispuestos a hacer con quien acabarán pactando», señaló Mora.

La socialista también reprochó al PP que «ustedes no quieren pactar unos mínimos con el PSOE sino que Vox les mantenga en el gobierno cuatro años, pero eso tendrá un precio».

Una llamada que cayó en saco roto

La consellera de Economía, Maria Antònia Taltavull, se esforzó, en una especie de debate paralelo al trasfondo político de la negociación con Vox, por mostrar las virtudes de las cuentas confeccionadas para 2024. «Son unos presupuestos de futuro, todos los grupos políticos los pueden apoyar» y pidió «generosidad y dejar de lado el partidismo para centrarnos en la gente» para lograr una aprobación inicial que no fue posible.

Obviamente su llamada cayó en saco roto. Las enmiendas a la totalidad y parciales quedaron rechazadas en dos votaciones en las que Vox rompió el empate y finalmente los presupuestos también fueron rechazados. La oposición de izquierda le recriminó a Taltavull centrarse exclusivamente en la parte técnica, los numeros, de un documento que refleja proyectos e ideologías políticas.

Las claves
  1. Ceder ante el órdago de Vox y recuperar el pacto

    Adolfo Vilafranca podría aceptar las condiciones de Vox para aprobar las cuentas, recomponiendo el pacto con De Medrano en el equipo de gobierno. No queda claro a qué precio ni cómo cambiaría el presupuesto de 2024.

  2. Buscar acuerdos con los grupos de PSOE y Més

    Aunque ambos grupos de la oposición presentaron sendas enmiendas a la totalidad de los presupuestos, la posibilidad de negociar y buscar grandes acuerdos «más allá de los números», según aseguró Susana Mora.

  3. En solitario y con las cuentas prorrogadas

    Tal vez al PP no le quede más remedio que prorrogar las cuentas aprobadas en el último año del pacto de izquierdas. Renunciaría de este modo a su proyecto político y se verían comprometidos recursos y nuevas inversiones.