Uno de los chiringuitos de la playa de Son Bou, con gente esperando para tener mesa esta semana. | Gemma Andreu

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En los chiringuitos de playa, el balance de la temporada está siendo desigual, en función de la zona donde se encuentre el negocio. Así, mientras en Son Bou aseguran que ha habido menos actividad, en Sant Tomàs o en Santandria la equiparan a la de 2022, por lo que consideran que está siendo una buena campaña.

En el arenal de Alaior, responsables de varios chiringuitos aseguran que la temporada no ha sido lo que se preveía. Tras un 2022 de récord, la presente campaña ha quedado lejos de las expectativas.

El efecto covid, con el ‘boom’ turístico del verano pasado, se ha diluido este verano, aseguran desde varios establecimientos de Son Bou. «Más o menos ha venido la misma cantidad de gente que el año pasado, pero han gastado menos», afirma Dani Piedrabuena, del establecimiento Ses Garces, de Son Bou. «Se ha notado mucho en las bebidas, se hacen menos rondas y menos cócteles; el año pasado las botellas de vino volaban», asegura.

Si bien agosto ha sido algo mejor, julio dejó mucho que desear. En Ses Grulles, el establecimiento vecino en la misma cala de Alaior, Nadia Seitosa admite que han echado en falta al turismo nacional. «Ha sido un verano atípico, se esperaba mucho, preparamos la temporada con mucho personal y al final ha sido complicado», admite. Y «encima, el tiempo no está ayudando», de ahí que resuma la temporada como pobre, por «un cúmulo» de factores.

Para Dani Piedrabuena, «a Menorca le hace falta otro tipo de turismo», reduciendo la oferta de ‘todo incluido’ y apostando por «el turismo que va a destinos más caros». Se refiere al perfil de cliente que «vino en 2022 porque no podían viajar a otros destinos» cuando la pandemia estaba dando los últimos coletazos.

Por contra, siguiendo el litoral sur, apenas unos kilómetros más al oeste, en el chiringuito de Sant Tomàs, Sisco Triay asegura que este verano «nos mantenemos o, incluso, mejoramos un poco». Es verdad que «a mediodía acabamos un poco antes» con las comidas, pero «por las noches ha aumentado» el volumen de trabajo. «El año pasado fue muy bueno, y este también», añade Triay.

El mismo empresario, que regenta el chiringuito de Santandria, en Ciutadella, afirma que allí también hacen un buen balance. «Es cierto que mayo fue peor, el del año pasado fue muy bueno, pero este junio ya doblamos y julio y agosto han sido buenos». En cualquier caso, recuerda, «ya en mayo decían que la temporada sería desigual según la zona», concluye Triay.