La ponencia, que llevaba por título «Presente y futuro de la oncología médica», fue presentada por Sebastià Pons, científico del CSIC, doctorado en Biología y licenciado en Medicina y Cirugía.
Gran trayectoria
Durante el período de prácticas del tercer año de Medicina, Paula Gomila encontró su vocación estando en contacto con los pacientes. Es por ello que empezó a pensar en dedicarse a la oncología, una de las especialidades «más potentes» a día de hoy.
Después de otro año de prácticas en el Hospital Sant Pau de Barcelona y un breve paso por el Hospital Clínic de la Ciudad Condal, en 2019 entró a formar parte del equipo de oncólogos del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, el más grande de Aragón.
«Actualmente somos más de veinte oncólogos trabajando en el ‘Servet', además de los médicos residentes de la especialidad. Al ser tantos profesionales en un hospital tan grande, nos podemos permitir dividir cada patología y estar superespecializados», explica la oncóloga.
Integrada en el equipo de tumores digestivos, más concretamente en la parte del digestivo superior, Gomila Pons realiza ensayos clínicos abiertos junto a otro oncólogo y el doctor Pazo Cid, quien además estuvo trabajando un tiempo en Menorca: «Un tercio de los pacientes que estamos tratando están incluidos en ensayos clínicos que pertenecen a nuevos tratamientos que estamos desarrollando», detalla.
Grandes esperanzas
«Quiero transmitir un mensaje de esperanza, ya que en los últimos años ha habido un cambio en todo lo que es la visión general de la oncología», señala Gomila.
El cáncer es una enfermedad a la que hay que tenerle «respeto», pero se debe perder el miedo a hablar de «diagnósticos, tratamientos y pronósticos»: «Es la segunda causa de muerte en los países desarrollados y todas las estadísticas prevén que cada vez haya más casos. ¿Más porque hay más factores de riesgo o porque se diagnostican más y mejor? Creo que es una combinación de ambas cosas», opina la ponente.
Los cambios son notables hasta en los pacientes, que llegan «más informados» a la consulta. Si hasta hace pocos años todos los tratamientos eran de quimioterapia, la incorporación de la inmunoterapia, un tratamiento que estimula las defensas para que ellas mismas sean capaces de reconocer las células tumorales como diferentes y matarlas, lo ha mejorado. «No todos los tratamientos funcionan igual en todo el mundo, pero en el caso de la inmunoterapia, si funciona, lo hace muy bien», aclara Gomila.
Sería el ejemplo del tratamiento del melanoma, el cual nunca había dado buenos resultados con la quimioterapia y está siendo todo lo contrario con la inmunoterapia.
Por otro lado, tendríamos la terapia personalizada o los tratamientos dirigidos, que representan el «futuro» junto a la inmunoterapia:«Consiste en la puesta en común de muchos apellidos, en el análisis de tumores y en la búsqueda de un receptor y alguna alteración genética que ofrezca la posibilidad de tener un tratamiento que la bloquee en este nivel», expresa.
Por último, cabe destacar que apenas existen ya «líneas de investigación dirigidas a la quimioterapia». No obstante, «la quimio sí se combina con los nuevos tratamientos» mencionados anteriormente.
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