El área de los quioscos ha quedado vacía y el Consistorio ha empezado a retirar varios elementos, como la carpa de la famosa churrería | Pep Mir

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El final de los quioscos en la Esplanada de Maó ya es una realidad. Las concesiones para explotar las pequeñas casetas comerciales ubicadas en este céntrico enclave de la ciudad expiraron hace tiempo y el Ayuntamiento ha confirmado que no concederá más para continuar con el proyecto de reforma de la Esplanada, con el que se prevé convertir esta ubicación en una plaza peatonal y unitaria, con una importante presencia de vegetación y espacios abiertos para usos múltiples que se extenderían desde el cuartel militar hasta el Ateneu.

Desde que las últimas concesiones para gestionar los quioscos vencieron, algunas casetas han estado funcionando a través de autorizaciones expedidas por el Ayuntamiento. Es el caso del quiosco en el que se encontraba la popular churrería que durante tantos años ha hecho funcionar Antonio Suárez Román. En ese mismo espacio de las casetas comerciales que dan al cuartel de Infantería también había un bar cafetería y antiguamente pequeños locales destinados a la venta de prensa, golosinas y otros artículos.

Desde que los quioscos han quedado desiertos, el Ayuntamiento ha procedido con los trabajos de retirada de elementos tales como la carpa de la churrería donde estaba instalada la terraza para despejar el área. El Consistorio únicamente mantiene cedido temporalmente un espacio al Club Vidalba para que los usuarios tengan donde guardar las bolas de petanca. Además de avanzar el proyecto de reforma de la Esplanada, se retirará parte de la cubierta de los quioscos que está en mal estado, sin que haya riesgo de derrumbe, según han informado desde el Ayuntamiento.

El apunte

Pasaría de tener 10.000 metros cuadrados a 30.000

Pasar de tener 10.000 metros cuadrados a 30.000. Es el objetivo que se marca el proyecto Pentagrama, el ganador del concurso de ideas convocado por el Ayuntamiento de Maó para definir el futuro de la Esplanada.

El proyecto prevé ampliar el espacio de este céntrico enclave de la ciudad comprendiendo el área que se extiende desde el cuartel de Infantería hasta el Ateneu. La nueva plaza sería más homogénea y suprimiría los obstáculos que hoy, según el equipo de arquitectos del proyecto Pentagrama, desmenuzan y desdibujan el espacio público.

Esos obstáculos a la vista incluyen los quioscos que dan al cuartel militar y el resto de construcciones que hay en la Esplanada.