Olga y sus dos hijos, Ivan y Katya, conocieron a muchas personas que les ayudaron y facilitaron la adaptación en Menorca. «Salvamos a nuestros hijos de la guerra y, aunque ha sido complicado, empezamos a vivir aquí de cero», explica.
OLGA, IVAN Y KAYUA
«Tenemos que dejar el piso y no sabemos a dónde ir»
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