La alcaldesa Joana Febrer y el conseller Josep Juaneda celebraron el pasado 31 de enero la retirada de los lodos tóxicos. | Katerina Pu

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El traslado de los fangos tóxicos desde la antigua depuradora de Ferreries hasta el vertedero de Nerva (Huelva) ha desatado una oleada de rechazo e indignación en la localidad onubense por los riesgos que supone para la salud la llegada de nuevos residuos al depósito. La polémica generada también ha puesto en entredicho la gestión a nivel local y autonómico de las 3.200 toneladas de lodos tóxicos procedentes de la industria bisutera menorquina.

«Entiendo al pueblo de Nerva, nosotros haríamos lo mismo», reconoce en declaraciones a «Es Diari» la alcaldesa de Ferreries, Joana Febrer, tras conocer la presión social que están ejerciendo desde esta localidad para que la Guardia Civil realice una inspección y compruebe si los fangos procedentes de la antigua depuradora de Ferreries cumplen con los parámetros para abocarlos al vertedero.

El reclamo de los nervenses no acaba ahí. Llevan años exigiendo el cierre del conocido como «basurero de Europa» que la Junta de Andalucía se niega a cerrar y que lleva más de dos décadas acumulando residuos tóxicos y peligrosos de todo el mundo. «Se llegó a este acuerdo [el de enviar los lodos a algún vertedero específico de la Península] hace años pensando que era un espacio no en el que se quedaban acumulados, sino en el que se gestionaban y reciclaban estos materiales», asegura Joana Febrer.

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Para el GOB «no tiene sentido»

Inicialmente, el Govern balear apostó por construir un sarcófago en las mismas instalaciones de la antigua depuradora de Ferreries para almacenar allí los fangos tóxicos, pero acabó optando por la retirada y traslado de los mismos a un vertedero autorizado. «Sacar los residuos de Menorca era lógico para descontaminar las tierras y separar los contaminantes», explica Miquel Camps, coordinador de política territorial del GOB, que aclara que «no tiene sentido coger estos residuos y depositarlos en otro sitio para que queden tal y como ya estaban aquí».

El propio alcalde de Nerva, José Antonio Ayala, subrayó anteayer en «Es Diari» que aquí, en la Isla, nos habíamos quitado un «problema» que allí, en la localidad onubense, llevan «mucho tiempo luchando». En esta misma línea se expresa Miquel Camps, al afirmar que «lo que hemos hecho es coger la basura que no queremos y llevarla a otro sitio, cuando lo correcto es que los responsables asuman los residuos que generan».

Insiste aquí Camps en que los lodos tóxicos «tienen un origen privado y se han convertido en un problema público, porque quien tiene que controlar esto no lo ha hecho» para añadir que «no es una falta de normativa, es una falta de voluntad, y hay que tomar nota de la lección».

Juaneda confía en la gestión del Govern

Por su parte, el conseller de Medio Ambiente confía en que «la actuación del Govern se ha hecho como toca y era la alternativa para gestionar de forma eficiente y sostenible los fangos, pero si se demuestra lo contrario habrá que valorarlo». En cualquier caso, enfatiza que se trata de «un hecho totalmente puntual porque la depuradora nueva ya depura estos residuos» y enfatiza que «todos los residuos que se pueden gestionar aquí permanecen en la Isla, mientras que el resto se lleva a un lugar adecuado».