Los animales muertos presentan agujeros de bala en el cuerpo.

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No es la primera vez que se mata con armas de fuego a cabras asilvestradas en Menorca, tampoco es la primera vez que el método elegido para preservar la fauna y flora autóctonas desata controversia; pero lo cierto es que la muerte a tiros de, al menos, una veintena de estos animales en el entorno natural de Mongofra —que autorizó el Govern balear a petición de los propietarios de las fincas de la zona— ha vuelto a reavivar la polémica.

«Matar a tiros a los animales no es un buen modelo de gestión». Así de contundente se mostró ayer en conversación con «Es Diari» la directora insular de Cooperación Local, Nati Benejam. «Es algo excesivo», denunció tras conocer el caso, y le reprochó al Govern que actuara «en favor de la barbarie», al aprobar el descaste de las cabras asilvestradas presentes en el Parque Natural de S'Albufera des Grau.

Cabe recordar que la Conselleria de Medio Ambiente y Territorio justificó esta actuación por el impacto de los ungulados sobre el medio natural y las fincas agrarias y aseguró que el control de cabras con armas de fuego es «el método más efectivo y menos dañino para los animales». Nati Benejam negó esto y criticó que «no recibieron disparos en la cabeza, con lo que habrían muerto inmediatamente, sino que, como se ve en las imágenes, las balas afectaron al cuerpo, generando sufrimiento».

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Igual de indignadas se mostraron entidades como la Protectora de Animales de Ciutadella. «Nos sorprende que esto sea una práctica legal, es terrible que no existan alternativas», indicaron ayer en declaraciones a «Es Diari». Delimitar el acceso a los cultivos, reubicar a las cabras asilvestradas o buscarles adoptantes son algunas de las acciones que proponen. «Hay que buscar alternativas, la muerte debería ser el último recurso», insistió Nati Benejam.

Con algo más de cautela se expresó Cristòfol Mascaró, biólogo y coordinador insular del GOB. «La visión animalista ambientalmente no se sostiene», aseguró en relación con este caso. Recordó que en la sierra de Mallorca se efectúan con asiduidad controles de cabras y «se notan las mejoras en el entorno natural». Ahora bien, reconoció que «si bien tenemos claro que se deben controlar porque otras especies sufren por su presencia, es una lástima tener que llegar a este extremo».

En Menorca, afirmó Mascaró, cada vez hay más cabras asilvestradas que sobreviven por sí solas sin ningún tipo de control sanitario en espacios protegidos y esto «es una cuestión preocupante». Para abordar esta problemática, indicó, «debería de haber un comité de expertos que controlara la población de estos animales y los daños que generan, adoptando soluciones que contemplen la sensibilidad social».