Los escritores y periodistas gastronómicos se comprometen a respetar unos principios éticos basados en la «defensa del oficio ante la profusión de contenidos banales» como una reafirmación del oficio periodístico. Inciden en que hay que «distinguir entre información y publicidad tanto en medios convencionales como en nuevos formato» como «única forma de garantizar la independencia y la ética periodísticas». Afirman que «somos depositarios de este patrimonio gastronómico y tenemos la responsabilidad de preservarlo para transmitirlo a futuras generaciones» y que «es deber de los periodistas y escritores gastronómicos de trabajarlo, difundirlo, promoverlo y darle valor y contenido escrito, siempre de acuerdo con el código deontológico sobre el que debemos regir nuestro trabajo».
Estos son los 10 puntos del código ético:
1. Enriquecimiento cultural. La gastronomía es un elemento primordial de la cultura humana. Por este motivo deseamos enriquecerla al máximo y generar conocimiento interdisciplinar.
2. Libertad de opinión. La opinión será siempre libre y veraz. El ejercicio periodístico ético comporta transparencia. La crítica positiva no puede comprarse.
3. Rigor analítico. Las opiniones publicadas o manifestadas se harán desde el máximo rigor según el método de cada uno, con el máximo respeto para los profesionales, sin que ello impida denunciar engaños o prácticas fraudulentas.
4. Durabilidad social. Las condiciones laborales que favorezcan la conciliación, así como la integración de la diversidad funcional, serán objeto de repercusión positiva.
5. Diversidad cultural. La visibilidad de las diferentes culturas y opciones alimentarias tendrá un tratamiento de respeto para ampliar los puntos de vista y el conocimiento.
6. Durabilidad ambienta. El impacto de la gastronomía en el medio ambiente tendrá especial atención para valorar positivamente las opciones más sostenibles, así como también la necesidad evidente de reequilibrar nuestros hábitos alimentarios.
7. Durabilidad económica. Los parámetros económicos de productores, artesanos y restauradores se tendrán muy en cuenta para poner en valor su trabajo
8. Alimentación saludable. Los hábitos de alimentación saludable serán objeto de atención y difusión, siempre basados en datos que tengan un consenso amplio de la comunidad científica.
9. Impacto local y en el equipo. Los productores y restauradores que tengan un impacto local especialmente positivo en la comunidad en la que trabajan, tendrán una especial difusión. Los profesionales de la sala y el resto de los trabajadores implicados en el proceso tendrán siempre atención especial.
10. Equidad. La visibilidad de los distintos géneros que trabajan en todos los ámbitos gastronómicos tendrá un tratamiento equitativo. Se intentará compensar el desequilibrio histórico con énfasis en las mujeres silenciadas.
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