Felicidad, libertad reencontrada, sorpresa en los pequeños de Educación Infantil al descubrir las caras al completo de sus profesoras, y cierta timidez a la hora de quitarse el escudo protector, en el que se tornó la mascarilla, para los adolescentes. De todo hubo ayer en las aulas de los colegios e institutos en la primera jornada de regreso a clase después de las vacaciones de Semana Santa y también, la primera después de más de dos años en la que no tenían que usar la mascarilla dentro de las aulas. Algunos centros docentes mantuvieron los grupos que han regido todo este tiempo por la covid-19, era el primer día del último trimestre del curso y todo el mundo estaba adaptándose, pero sin duda la noticia ayer en el ámbito educativo era el final de las caras cubiertas, nariz y boca, dentro de clase.
En los centros consultados, tanto de Primaria como de Secundaria y Bachillerato, la nota común era que alumnos y profesores estaban en general un poco más contentos. «Se les ve a todos muy felices», comentaban en la secretaría del colegio Mare de Déu del Carme de Maó.
Las familias recibieron días atrás una circular de los centros educativos en la que se les informaba de que a partir del lunes 25 la mascarilla dejaba de ser obligatoria para los alumnos en interiores, y que solo se mantiene en el transporte público y en el escolar, en caso de que los utilicen para desplazarse al colegio e instituto.
«La mayoría se la han quitado, aunque a la hora de entrada al colegio se han visto también niños con ella puesta, supongo que por recomendación de los padres, creo que todo el mundo irá prescindiendo de la mascarilla pero será un proceso, también para los profesores», señaló el director del colegio concertado La Salle Mahón, Jorge Díaz. También la mayoría de los maestros optaron por destapar sus sonrisas en el primer día después de Pascua. Para ellos, personal docente y no docente, la Conselleria de Educación recomienda el uso de la mascarilla cuando no puedan mantener la distancia de metro y medio con los alumnos, o cuando tengan la condición de personas vulnerables ante la covid-19.
El adiós a la mascarilla fue mayoritario en todos los centros, aunque en algunos fue del 100 por cien y en otros aun quedó una proporción de estudiantes y profesores que la usaron, «yo diría que un 30 por ciento», señalaron en La Salle Mahón, mientras que en el CEIP Pere Casasnovas de Ciutadella la inmensa mayoría prescindió de la mascarilla.
Eso sí, el tiempo acompañó, el primer día de clase fue una jornada soleada que permitió mantener las aulas abiertas y bien ventiladas, una protección frente a la covid-19 que debe seguir, así como la higiene de manos y los medidores de la calidad del aire.
Los más pequeños, de 0 a 3 años, vivieron con sorpresa el momento. Así lo explicaron en el CEIP Mare de Déu de Gràcia. «No conocen las caras de las profesoras sin la mascarilla, estamos haciendo una transición, a ratos se la ponen y a ratos no, hay que jugar con ellos porque los niños se sienten extrañados, han sido dos años en los que solo les han visto los ojos». Un duro periodo que toca a su fin.
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