Esta circunstancia se suma al rechazo de los comerciantes y restauradores de la zona que prevén la afectación negativa para sus negocios. Este jueves mantuvieron una reunión con la alcaldesa de Sant Lluís, Carol Marqués, en la que le trasladaron su descontento por el comienzo de las obras a las puertas de la Semana Santa.
La situación se antoja compleja porque el Consistorio se ve en la obligación de minimizar el impacto que pueda tener en los restauradores y comerciantes los trabajos a realizar en la vía pública, pero no puede perder la aportación externa de 154.810 euros que deben llegar del PIC turístico insular para ejecutarlos.
«Nos ha explicado que o se hace la obra o se pierde la inversión», relata Juan Miguel Cambra, representante de los comerciantes. Estos entienden que se trata de una mejora necesaria en la urbanización, «y que el Ayuntamiento trata de consensuarla, por lo tanto ya no es que no lo aceptemos, sino que no nos queda otro remedio que hacerlo», añade.
Desde el Ayuntamiento confirman que existe el riesgo de que se pueda perder esta inversión fundamental para una obra presupuestada en 190.583 euros, aunque si fuera necesario se podría plantear una prórroga.
La alcaldesa se comprometió a informar el lunes a los comerciantes sobre las fechas más previsibles para el inicio de los trabajos que tendrán una duración de dos meses, por lo que en el mejor de los casos concluirían a finales de mayo, con la temporada estival encima.
En una primera fase se remodelará la acera de la fachada marítima, haciéndola más ancha, con incorporación de arbolado y renovación de mobiliario y señales. La acera se prolongará a lo largo de todo el Passeig de s'Arenal. En la segunda fase la remodelación afectará a la otra parte de la calle que ocupan las terrazas, e incluirán las redes de agua y alumbrado.
Los comerciantes y restauradores tienen el compromiso, al menos, de que las obras se detendrán al mediodía en los horarios en que se sirven las comidas, y también los festivos. «Lo ideal era que se hubiesen hecho en septiembre, como se había dicho», explica Cambra.
6 comentarios
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Las obras públicas menorquinas en plena temporada turística son una tradición ancestral merecedora de protección por el GOB,. Por no remontarnos a la conquista, recordemos el asfaltado de los accesos a Ciutadella en agosto.
KEMTambe volien fer aceres noves per binisafua i res, a binisafua no em fet res de res, patetic!! I s'escusa de que no hiha materies primes, nau a pasta fang
No entiendo el desasosiego de la gente de Punta Prima ante la demora del ayuntamiento de Sant Lluís en acometer esas reformas. Cualquier residente que lleve en Menorca bastantes años, sabe perfectamente que la época más indicada para tener las urbanizaciones en obras y patas arriba es en pleno verano, como es lo normal, para que así nuestros visitantes comprueben lo mucho que les apreciamos y las ganas que tenemos de que vuelvan. El ruido, la suciedad, el polvo y toda clase de molestias que les generan esas obras a los turistas, además de la imagen penosa y lamentable que ofrecemos, seguramente son minucias que no les afectan ni les causan mala impresión. Es más, seguro que se van encantados...
Si no se hacen: ya podrían destinar el dinero en mejorar otras zonas donde el turista no pisa, pero que sí lo hace el residente, mucho más abandonadas que el paseíto.
Otra vez mas se demuestra lo inútiles que son estos políticos que padecemos