Estades presidió por primera vez una asamblea general ordinaria tras haber sido elegido presidente el pasado junio, reunión en la que se aprobó una modificación de los estatutos precisamente para dar cabida a clubes que se han quedado sin concesión de amarres. «Eso está ocurriendo y hacemos esa modificación para que puedan seguir dentro de la asociación y no desaparezcan, porque siguen siendo clubes náuticos», señaló.
El presidente de la asociación puso como ejemplo el club Molinar de Palma o el mismo Club Marítimo de Mahón que en 2008 perdió su concesión en favor de la empresa Trapsayates, sobre la que ahora pesa una orden de desahucio tras un largo proceso judicial. La cuestión, añadió Estades, es que los amarres que gestionan la mayoría de clubes dependen de Ports de Balears y el organismo «no ha renovado las concesiones, algunas están vencidas y otras a punto de vencer». La negociación con APB, en el sentido de que los concursos recojan esa importancia de la promoción del deporte náutico, «pone a tiro que clubes como el Marítimo de Mahón puedan volver a gestionar los amarres». En este caso el CMM optará a gestionar esos 165 puntos de atraque que Trapsayates no parece dispuesta a abandonar a corto plazo, como avanzó su abogado la pasada semana, y que están en el Moll de Llevant. Esa pérdida de amarres en favor de inversores o empresas de fuera «es un problema muy serio para los clubes de las Islas, parece que Autoridad Portuaria lo está entendiendo», aseveró.
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