Un grupo de personas aguarda para realizarse una prueba de antígenos en la carpa de la unidad covid de Es Mercadal | Gemma Andreu

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La propuesta anunciada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de gestionar la covid-19 como la gripe, ha sido acogida con cautela por los médicos Elena Muñoz, presidenta de la Sociedad Balear de Medicina Familiar y Comunitaria (Ibamfic), y Mateu Seguí, vicepresidente segundo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) enBalears. Ambos profesionales advierten de que la sexta ola aún no ha terminado y las previsiones de que el coronavirus se torne más leve en próximas variantes son solo eso, previsiones, y el SARS-CoV-2 ya ha dado sorpresas en lo que va de pandemia, una de ellas precisamente ómicron y el contagio masivo que está provocando.

Ambos médicos coinciden en que la Atención Primaria está desbordada y en que, ante esta avalancha de positivos, hay que replantearse estrategias, aunque todavía es pronto. «Si se cumplen las previsiones de que se va a estacionalizar y va a tener una mayor contagiosidad pero menos letalidad, podría ser factible ‘gripalizar' la covid-19», afirma Elena Muñoz, «eso no significa banalizarla, sino muestrear una serie de casos y hacer una estimación de la incidencia y la curva según esta muestra y no sobre todos los casos, como se hace ahora».

Eso también implicaría terminar con las bajas por diagnóstico y que solo se tramitaran bajas para los pacientes que realmente requieren asistencia, que serían los atendidos por el sistema de salud. «Yo también soy partidario del seguimiento clínico en positivos y no en asintomáticos, pero no me parece que haya que desmantelarlo todo», asegura MateuSeguí, «hay que mantener medidas como la mascarilla en interiores y las distancias, esperemos a que la próxima variante sea más leve, veamos si sigue esta tendencia o se torna más grave». En su opinión, «no hay que precipitarse y menos en pleno invierno». Reino Unido, recuerda, proclamó el fin de las restricciones el pasado julio «y tuvo que recular delante de una realidad tozuda».

La idea que estudia el Ministerio de Sanidad de observar la covid-19 como una enfermedad respiratoria endémica más y confiar su vigilancia a la red centinela está en una fase embrionaria. Todavía debe ser debatida en la Ponencia de Alertas y con los responsables del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES). Sánchez habló de «ir abriendo poco a poco ese debate a nivel técnico» y así «evaluar la evolución de la enfermedad con parámetros diferentes».

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Algunas comunidades sin embargo ya han introducido cambios en los protocolos ante la magnitud de los contagios: en País Vasco solo se realizará una prueba diagnóstica a contactos estrechos si son de colectivos vulnerables. En Balears se ha implantado el autorrastreo. Todo ello porque la sexta ola está haciendo insostenible el seguimiento de todos los contactos.

Precisamente la doctora Muñoz apunta a que la sexta ola «no ha llegado al pico de contagios» y advierte que ya se conoce lo que sucede después, una semana o dos después llega el pico asistencial en los hospitales y más tarde el de fallecimientos. «Tenemos que pasar aún la sexta ola, decir que es benigna es aventurado, primer bajemos de esta ola y veamos cómo ha sido», asevera, «el virus puede ser más leve pero con un contagio masivo afecta al sistema sanitario». En el caso de que, tras la sexta ola pandémica, se normalice la covid-19, se dejarían de hacer pruebas a todos los casos y la vigilancia se haría a partir de las muestras significativas que recogerían los médicos de la red centinela. Es lo que se hace con la gripe.

«La red centinela de la gripe es mundial, su información se utiliza para actualizar las vacunas, y es un buen sistema de detección», explica uno de los tres facultativos que trabajan en ella en Menorca, Francisco Sánchez Cabrera, director del centro de salud Canal Salat. Coincide con sus colegas de profesión en que si el coronavirus SARS-CoV-2 se convierte en un virus más transmisible y menos grave, una vez que pase el nivel pandémico, sería susceptible de que se utilice la red centinela para vigilarlo. «Habitualmente los virus hacen eso, se vuelven más contagiosos y menos letales, el problema es que nos dé una sorpresa y se haga más grave», apunta. De ahí que también sea cauteloso, aunque eso sí, recalca que el escenario abierto con ómicron «es diferente, para la proporción de contagios que hay la carga en el hospital y la UCI es baja».

El médico concluye que con la inmunización masiva derivada de tantos contagios, más la protección proporcionada por la vacuna «debería ser más llevadero y entonces se plantearía un sistema de gestión distinto, no tiene sentido saber cuántos miles de positivos hay sino a quienes les afecta de una manera grave».

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