En el aparcamiento de La Vall se contaban hace unos días 25 entre autocaravanas y furgonetas.  | Josep Bagur Gomila

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Los aparcamientos de las playas vírgenes se vacían de turismos a última hora de la tarde y las autocaravanas toman el relevo. La estampa se repite a diario en La Vall, Son Saura y Cala en Turqueta principalmente. También Cavalleria es un lugar muy frecuentado en horas nocturnas por este tipo de turismo, en la madrugada del sábado había en torno a una decena de autocaravanas, según relata un testigo.

Ninguna normativa lo impide, declara Joaquín Salvador, coordinador de playas de la Policía Local de Ciutadella. Sin embargo, no pueden acampar, es decir, desplegar toldos u otros dispositivos o utensilios e instalar mobiliario en la calle. Que lo hagan al amparo de la libertad, la nocturnidad, la falta de vigilancia y las posibilidades que ofrece el entorno forma parte del espíritu de este estilo de vacacionar.

Algunos turistas y residentes, madrugadores por la necesidad de encontrar plaza donde dejar el turismo con el que van a pasar el día a estas playas, se han quejado de que las caravanas aún no han levantado el campamento y restan espacio de aparcamiento para los turismos. Aunque lo normal está siendo que las autocaravanas abandonen el lugar a primera hora del día.

No se han producido incidentes porque se trata de espacio público cuyo uso está al alcance de todos, pero sí problemas evidentes de convivencia entre ambos.

La única limitación, dentro de las restricciones en vigor a causa de la covid-19, afecta a las playas, en las que no se puede permanecer entre las 22 h y las 6 de la mañana, pero esta no atañe a los aparcamientos.