El ‘Playa Azul’ está en la calle más céntrica | Gemma Andreu

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La elección del «Playa Azul», en Cala en Porter, como segundo hotel-covid deMenorca, cuyo contrato va a cerrar la Conselleria de Salud con el grupo Set Hotels, ha indignado a los empresarios más próximos al establecimiento.

Situado en el centro de la urbanización alaiorense, en pleno Passeig Marítim, donde se concentran la mayor parte de bares y restaurantes,    sus responsables califican esta elección como una «barbaridad».

Temen que no haya vigilancia como ha sucedido hasta la semana pasada en el otro establecimiento covid, Aparthotel Sa Mirada, además de la «pésima» publicidad que supone para los visitantes «saber que están cenando al lado de un hotel con positivos del virus», explica José Paredes, del bar Ayashe Lounge&Sound, colindante con el hotel. «No entiendo el sentido cívico de esta gente que decide, no es normal que sea un hotel de la calle más céntrica de la urbanización». Señala el restaurador que el turista «se entera rápido, claro que sí, lee los foros y aquí hay bares de ingleses que lo saben todo». A nivel personal «no me molesta pero la sensación que crea ante el posible cliente le influye de foma negativa, está claro». Entre las restricciones horarias «y ahora esto... es hacer y decidir las cosas sin pensar, es absurdo».

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Manuel Sabin, veterano propietario de Sa Païsa, restaurante, hotel y apartamentos, todos en la misma zona, muestra su misma indignación con el Govern. «Es horrible, una chapuza descomunal, es como si colocaran el Lazareto con contagiados en medio de Maó, es de una crueldad sublime con nosotros, incomprensible que no se haya buscado otro establecimiento más alejado del mismo centro de un sitio turístico».

En términos similares se manifiestaGustavo, propietario del restaurante El Pulpo, en el mismo Passeig Marítim, «no es justo que ahora nos pongan este hotel covid aquí, se creen que esta es la última urbanización de la Isla y que pueden hacer todo lo que nos perjudica».

Otros empresarios más alejados del hotel, como Luis Arévalo, dueño de uno de los supermercados, cree que esta designación no influirá «ni para bien ni para mal, los turistas no creo que lo sepan, salvo que los alojados monten algún follón; no podemos poner pegas y hay que colaborar», indica.