La finca Alparico de Ciutadella se resiste al ‘boom’ turístico y busca repotenciar la explotación agraria. | ARCHIVO

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La finca Alparico de Ciutadella está tramitando la construcción de una bodega para diversificar su actividad agrícola con la elaboración, crianza y embotellado de vino, una entrada nada menor en el creciente sector vinícola menorquín, según se refleja en la memoria agronómica del proyecto que la Comisión Balear de Medio Ambiente ha sacado a exposición pública. La propiedad prevé destinar nada menos que doce hectáreas de terreno, más del cinco por ciento de la superficie total de la finca, al cultivo de diversas variedades de uva para su conversión en vino.

Las previsiones de producción de la finca llaman la atención. Calcula que cuando obtenga los permisos y la bodega alcance la velocidad de crucero será capaz de producir 60.400 litros de vino al año, 18.000 de tinto, 20.700 de rosado y 21.700 de blanco. Para poner en contexto ese nivel de producción hay que tener en cuenta que en el año 2019, el último con datos publicados, el rendimiento del conjunto de productores de Vi de la Terra Illa de Menorca, la indicación geográfica protegida de la Isla, alcanzó los 136.000 litros. Eso supone que la producción vinícola que planea Alparico representaría el 44 por ciento de la producción anual de Vi de la Terra, aunque también prevé plantar variedades de rosado que no entran dentro del sello de indicación geográfica.

La explotación agraria actual está dedicada al cultivo de forrajes y cereal, sin embargo, con la transformación planteada los viejos cultivos pasarán a ser minoritarios (8,10 hectáreas) y la producción de vino se convertirá en la principal fuente de ingresos de la explotación. En estos momentos la finca ya tiene autorización para la plantación de cepas en 3,91 hectáreas y en los próximos años se tramitarán las restantes solicitudes para alcanzar los objetivos definidos en una memoria agrónoma que detalla las variedades de uva que se van a cultivar.

Se plantarán hasta siete variedades de uva, Cabernet Sauvignon, Callet y Syrah para el elaborar caldos tintos; Garnacha y Callet para el rosado, y Chardonnay y Prensal Blanca para el vino blanco, al que se destinará la mayor parte de la producción, con una previsión de 29.000 botellas. La memoria también establece el precio estimado de la botella, doce euros, y las previsiones de amortización y retorno económico. La inversión inicial no se recuperará hasta el cuarto año, cuando empezará a dar beneficios. En el quinto año ya se prevé ingresar 896.000 euros en ventas y obtener unos beneficios de 620.220 euros.