«En los últimos tiempos, el cansancio nos ha afectado hasta el punto que no se llevaban a cabo actividades más allá de la participación en comisiones municipales y en el Teatre de Butxaca», escribe Toni Catalá Gomila al comunicar el fin de trayecto.
En ese estado de cosas, la junta decidió convocar la asamblea con un dilema en el orden del día, o hay junta nueva o se aprueba la disolución. La primera no prosperó y la segunda fue votada por unanimidad.
En los años de funcionamiento ha reunido hasta un centenar de socios, aunque ahora solo son 60 los que pagan la cuota. No es un problema de edad, explica Catalá, puesto que gran parte de los vecinos está en edad laboral.
Lo que sí hay es frustración «porque uno de los objetivos por el que fundamos la asociación era atraer a más residentes que vivieran en el casco antiguo». Reconoce que no se ha logrado, «tampoco las políticas municipales han ayudado, generalmente iban por otro camino», explica.
«No hemos sido capaces de crear conciencia. La realidad es contraria a lo que pretendíamos, cada vez somos menos vecinos», reflexiona con un sentido tono de autocrítica. El casco antiguo está en el centro, tiene todas las ventajas pero algunos inconvenientes que en estos tiempos parecen más graves.
Cableado
Uno de esos inconvenientes es la imposibilidad del tendido de fibra óptica que, sin embargo, ha llegado ya a la práctica totalidad de núcleos urbanos de la Isla. Catalá reconoce que puede ser un inconveniente para la gente joven, necesitada de la conexión permanente o del trabajo a través de internet.
La prohibición tienen una doble cara, tampoco puede haber tendido aéreo de la red eléctrica y telefónica, pero «ningún ayuntamiento se ha interesado en cumplir lo que dice el Plan Especial del Casco Histórico», denuncia.
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Si l’objectiu era incrementar els residents al nucli antic, no s’ha aconseguit gran cosa, no. Proliferen els hotels d’interior i les cases que es lloguen (amb llicència o sense) a turistes, amb les conseqüents molèsties als residents reals. O bé es venen com a segones residències a gent de península o estrangers, que els pocs mesos que hi viuen no s’impliquen en els problemes locals i només cerquen lo bo d’estar aquí. Mentres, els ciutadellencs opten per altres vivendes sense tantes complicacions, humitats o reformes cares, perque no oblidem que no costa el mateix reformar una vivenda a la perifèria que al nucli antic, ni tens les mateixes llibertats, tant a exteriors com a interiors. S’ha aconseguit el tema de la zona verda d’aparcaments, sí, un èxit, però insuficient per compensar tot el demés. Amb tot, s’ha de valorar molt positivament la tasca de l’associació al llarg dels anys per posar de manifest els agravis comparatius de la zona.