Vueling ha alargado una semana más, hasta el 22 de noviembre, su reducción de vuelos. Casi todos los días solo hay uno al día.

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La principal conexión aérea del Aeropuerto de Menorca está bajo mínimos y los menorquines que necesitan viajar están pagando las consecuencias. La decisión de la Generalitat catalana de ordenar el cierre perimetral de la comunidad salvo para viajes de fuerza mayor llevó a la única compañía que opera la ruta, Vueling, a reducir las tres frecuencias programadas inicialmente para el invierno. Solo ha dejado un vuelo de conexión al día y está aplicando cambios constantes de horario que en algunos casos obligan a viajeros forzosos a pasar hasta dos noches fuera de casa para una simple gestión, un encuentro de trabajo, un tratamiento o una visita médica.

La restricción de la operatividad entre los aeropuertos de Menorca y Barcelona a una frecuencia diaria se empezó a aplicar el pasado 3 de noviembre, en principio solo para una semana. Después se alargó una más, hasta el próximo lunes 16. Y justo ayer Vueling decidió extender la reducción una semana más. El lunes 16 de noviembre y el martes 17 están programados dos vuelos, pero a partir de ahí y hasta el domingo 22 vuelve a haber una solo frecuencia, con lo que el problema se eterniza. Esa programación ya hace inviable ir y volver a la capital catalana en un solo día. Pero la situación se agrava en algunos días centrales de la semana, en que sin previo aviso –y pocas horas después de la comprar el billete­– la compañía ha cambiado el horario habitual de tardes por el de mañanas. Para entender lo que eso supone para algunos viajeros vamos a recurrir, guardando el anonimato, a un caso real.

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Dos noches

Un paciente oncológico que tiene visita médica en un centro hospitalario de Barcelona por la mañana del miércoles 18 de noviembre tiene que viajar un día antes por la mañana y regresar el jueves por la tarde, lo que le obliga a pasar dos noches en la Ciudad Condal para una visita con el especialista. Muchos viajeros están recurriendo al transporte marítimo, pero en ese caso tampoco acorta demasiado el periplo y también obliga a pasar dos noches fuera de casa, una de ellas en el barco de regreso.