El precio de la vivienda a la venta sigue creciendo mientras la oferta para alquilar es cara y escasa. | MANOLO BARRO

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El precio de la vivienda continúa manteniendo la tendencia al alza de los últimos años y la alternativa, el mercado del alquiler, atraviesa un periodo de alarmante escasez de oferta, prácticamente inexistente en los portales web y volátil en las oficinas, donde en cosa de días desaparecen las pocas propiedades que afloran a pesar que los precios de arrendamiento se han estabilizado a niveles que algunas voces del sector reconocen como «un abuso». Hace meses que las inmobiliarias vienen advirtiendo de que habían tocado techo, que rozaban el umbral de lo que la gente puede pagar, pero los pocos propietarios que se animan a alquilar no parecen estar por la labor de bajarlos.

El análisis de la evolución de los precios de venta que elabora uno de los mayores portales inmobiliarios de España, Idealista.com, sitúa el precio medio en Maó en los 1.961 euros el metro cuadrado, lo que supone un incremento del 19,2 por ciento en relación al mismo mes del año 2017. Algo similar se ha detectado en Ciutadella, donde el precio medio, 2.197 euros el metro cuadrado, se ha encaramado un 17,6 por ciento en solo dos años.

Negociación

Hay que tener cuenta que el informe analiza los precios de salida, los que los propietarios consideran oportuno poner a las casas y no los valores de tasación ni a los importes de las operaciones de compraventa cerradas, pero constituyen un termómetro de cómo respiran los tenedores de viviendas. En ese sentido, Xisco Pons, gerente de la inmobiliaria Bonnin Sanso, explica que «indudablemente ha habido un aumento en los últimos tres o cuatro años», pero advierte de que «una cosa son las estadísticas de los precios de venta y otra el precio al que se cierran las operaciones». Asegura que «prácticamente ninguna operación se cierra sin negociación», aunque el grado de rebaja que se puede obtener es muy variable y depende de muchos factores como las prisas que tenga el vendedor por deshacerse del inmueble.

En ese aspecto, Isabel Petrus, responsable de la inmobiliaria Casas en Menorca, asegura que en estos momentos «el margen de negociación es mínimo» y que la subida de precios se ha centrado especialmente en productos como «las primeras viviendas», las que generan mayor urgencia entre la demanda, que lógicamente mira hacia la alternativa para encontrarse un panorama nada alentador.

«La oferta de alquiler es en estos momentos prácticamente inexistente», reconoce Xisco Pons, quien asegura que los precios no han bajado como se podía presumir cuando tocaron techo y mucho menos han aflorado como se esperaba con las restricciones de la normativa del alquiler turístico.

Oferta y demanda

El escenario que describen ambos es el de una demanda que supera en mucho a la oferta y sin nuevas promociones. Al cóctel hay que sumarle los atractivos de rentabilidad del alquiler turístico y las malas experiencias de los propietarios con algunos inquilinos, que les atenaza a la hora de volver a apostar por los alquileres de larga duración: «Te sorprendería saber los problemas con los que se encuentran algunos propietarios», advierte Petrus.

En ese sentido, considera que una vía de solución sería «convencer y motivar a los ciudadanos para que compren casas para alquilar mediante incentivos fiscales, garantizando el cobro y el mantenimiento de la vivienda en buenas condiciones mediante seguros y, a cambio, ofrecer un alquiler mínimo de 15 a 20 años».