Imagen de la estación depuradora de Coves Noves, que está «al límite» de su capacidad. | Josep Bagur Gomila

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«Tenemos que dormir con las ventanas cerradas porque el mal olor nos llega a despertar en plena noche». Es el relato de uno de los vecinos de la urbanización de Coves Noves, en Es Mercadal, donde el problema se viene repitiendo desde hace años. Sin embargo, según denuncian, este verano ha sido especialmente preocupante, con una gran frecuencia de episodios de olor insoportable –sobre todo cuando el viento sopla de levante– lo que les ha obligado a echar mano, si lo tienen, del aire acondicionado ante la intensidad del hedor fecal que desprende la vieja depuradora cercana al núcleo urbano.

Algunos vecinos han hecho llegar sus quejas al Ayuntamiento de Es Mercadal, cuyo alcalde, Francesc Ametller, se muestra plenamente consciente de un problema que achaca a que la vieja instalación «va muy forzada, está al límite». Ametller considera que esa escalada del mal olor hace más patente la urgencia de que se ponga en marcha la nueva estación depuradora de Addaia, que dará servicio a los residentes de Son Parc, Coves Noves y Port d’Addaia y que podría ampliarse para cubrir también las necesidades de Arenal d’en Castell, Punta Grossa y Na Macaret.

Ametller aseguró que el problema de malos olores –que también afecta a otros núcleos urbanos dependiendo de la dirección del viento– «tiene los días contados» y se reafirmó en que «ya se ve la luz al final de túnel». Con esa nueva instalación la depuradora de Coves Noves pasará a ser una estación de bombeo.