El local, en la parte superior derecha de la imagen, ofrece unas magníficas vistas a la cala. | Josep Bagur Gomila

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Después de años de abandono y deterioro un antiguo restaurante y bar de playa de Cala Morell reabrirá con un formato de moda: el local de relax, de música ambiente y chill out que ya triunfa en otros puntos de la costa menorquina. El establecimiento se llama Ivette Beach Club y sus promotores son los mismos que han puesto en marcha el Isabella Beach Club de Platges de Fornells, el primero que abrió, y el Francesca Menorca de Cala Galdana, inaugurado en agosto del verano pasado. La apertura del tercer club, el Ivette, es inminente, se prepara para el próximo fin de semana o mediados de mes a lo sumo: la temporada ya está en marcha.

En la urbanización los arreglos en el antiguo restaurante y las idas y venidas de trabajadores no han pasado desapercibidas. Algunos vecinos han manifestado su preocupación porque no quieren perder la calma en la zona y cuestionan los efectos que esta actividad tendrá en la avifauna el tránsito de coches y gente por la urbanización.

El presidente de la Entidad de Conservación Urbanística de Cala Morell (la urbanización aún no está recepcionada por el Ayuntamiento), Lluís Sintes, confirma que ha habido «dos quejas de unos 400 propietarios que hay en la zona, entre chalés, apartamentos y parcelas, entiendo el temor, pero me parece que la gente abre el paraguas antes de que llueva». La entidad está satisfecha a priori con la iniciativa, porque «no han alterado nada y se ha arreglado un edificio en ruinas», señala Sintes.

El abandono de este antiguo restaurante había generado también algunos problemas de okupas, recuerda el presidente de la entidad, por eso hasta la fecha había vallas de hierro para evitar que entraran extraños en la propiedad. «Era una zona degradada, un local que se caía, dejemos que abra y veamos qué pasa», remarcó Sintes.

Estilo mediterráneo
El temor a que se genere ruido es infundado, según los promotores del Ivette, ya que precisamente lo que se persigue es «la tranquilidad y el relax, con música ambiente no de baile sino todo lo contrario», señalan. Abrirá al mediodía y cerrará a la medianoche, precisamente «para no molestar a los vecinos» y ofrecerá tapas, carnes y pescados a la brasa, copas y cócteles, además de contar con carta vegetariana. Un club de playa mediterráneo «de calidad», subrayan. En cuanto a la reforma, el Ivette mantiene la estructura original del establecimiento anterior, cuenta con tres plantas conectadas tanto por el exterior como por el interior, con una especie de torreón que aporta más encanto al edificio y una terraza sobre las rocas, a pie de mar. El emplazamiento perfecto para este tipo de locales.

En la puesta a punto «se han seguido las normas estéticas de la urbanización», respetando la altura máxima en paredes y los tejados de tejas blancas.