Miguel Aranda, Inma Ribalaiga, Víctor Sent e Ignacio Irigoyern, de ANAM | Javier Coll

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No conocemos las reglas, que van variando, ni las condiciones de la nueva gestión del varadero, es una autorización oscura». Así de contundentes se muestran los portavoces de la Asociación de Navegantes de Menorca (ANAM), de nueva creación, con cuarenta asociados y otras sesenta personas que les apoyan, todos ellos propietarios de embarcaciones de recreo o empresas relacionadas. Aseguran que nacen para ser interlocutores con Autoridad Portuaria de Balears, «no queremos que nos pisen como a cucarachas», para defender sus intereses y corregir la situación actual en la que «nosotros soportamos los costes derivados de la inversión que se ha hecho con la grúa».

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