«Constituía un deber con quien durante 17 años presidió esta entidad y con la familia de Olives celebrar este homenaje», manifestó la presidenta, Margarita Orfila, al inicio de la sesión, en la que intervinieron Juan J. Quetglas, exteniente de alcalde de Maó; Miguel Grandío, de la Asociación Frisona Balear; Pedro J. Bosch, expresidente del Ateneu y articulista de MENORCA «Es Diari»; Francisco Tutzó, también expresidente de la institución ateneística; y, en nombre de la familia, su hijo, el abogado Guillermo de Olives de Olivares.
Quetglas contextualizó al homenajeado en la Transición política. «El candidato de UCD al Senado fue Guillermo de Olives Pons, la mejor apuesta posible; era el candidato perfecto para el partido que lideraba Adolfo Suárez, ya que era un hombre muy respetado, sin fisuras, y con un entorno familiar de solera, unido todo ello a su talante personal ecuánime, conservador, sin dobleces y poco dado a los extremismos», afirmó.
Grandío Picó desveló las inquietudes e iniciativas de Guillermo de Olives para modernizar las explotaciones agrícola-ganaderas de Menorca. Impulsó la electrificación de los llocs y la mejora genética de la cabaña vacuna menorquina con sementales canadienses para mejorar la raza e incrementar la producción láctea. «Demostró tener una gran visión de futuro -subrayó- y se adelantó a otros propietarios, iniciando un camino que siguieron otras fincas de la Isla». También se refirió a su participación en PIEME, Coinga, la Unión de Cooperativas Agrícolas de Menorca y AGRAME.
Tutzó: 'Un senyor de Maó'
Pedro J. Bosch elogió la «vocación de servicio» de Guillermo de Olives. Evocó su habilidad y dominio para controlar situaciones complejas en dos casos concretos: el intento para cesar a Josep Maria Quintana como vocal del Ateneu, que frustró en una multidudinaria asamblea general; y una conferencia de Ignacio Camuñas, durante la Transición, que había prohibido la delegación del Gobierno, pero que se llegó a celebrar al transformarla de Olives en un «acto para los socios». Bosch valoró su austeridad, la elegancia intelectual y el gusto por la arquitectura.
Tutzó, que fue vicepresidente del Ateneo con de Olives, lo definió como «un senyor de Maó, de porte señorial; hombre más de cultura que de política». Compartieron inquietudes y colaboraron en el consejo de administración de PIEME, en MENORCA l «Es Diari» y en UCD-Menorca.
3 comentarios
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Con SEÑORES de la categoría humana e intelectual de D. Guillermo, la política actual jamás se hubiese transformado en el lodazal en que se ha convertido. Mas que "un señor de Mao" fue un gran menorquín, pues su visión iba mas allá de localismos. Merecido homenaje.
Fue un honor compartir alguna de sus muchas tareas sociales con D. Guillermo, ejemplo de eduración y saber hacer. Tiene muy merecido este homenaje. La sociedad menorquina le debe mucho.
Un acertado y muy merecido homenaje.