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Las eléctricas deberán prestar más atención a los cables de alta tensión en zonas de especial protección para las aves (ZEPA). La Conselleria de Medio Ambiente publicó la delimitación de áreas protegidas para evitar que los ejemplares en extinción mueran electrocutados o al chocar contra las líneas eléctricas.

Esta resolución, que tenía pendiente Balears desde que se aprobó el Real Decreto 1432/2008, implica mayor atención a las especies que nidifican y sobrevuelan las áreas del norte, desde Punta Nati al puerto de Maó, y en la costa sur, desde Ciutadella a Alaior aproximadamente. En las zonas húmedas, como la Albufera des Grau o las cercanas al puerto de Fornells deberá garantizarse una doble protección, tanto por colisión como contra la electrocución de aves.

A medio plazo significará que las empresas eléctricas se vean obligadas a modificar los tendidos eléctricos que pasen por las zonas especificadas o que deban evitarlas al planificar nuevas líneas. Desde el servicio de especies protegidas del Govern podrán exigirles que apliquen más capas aislantes en ciertos tramos de tendido eléctrico o que los refuercen cuando se notifiquen muertes de aves.

El coordinador del GOB en Menorca, Tòfol Mascaró, celebra que el Govern dé este paso porque «habrá más fuerza legal para denunciar las muertes» de ejemplares en peligro de extinción, como los milanos reales, de los que hay contabilzadas actualmente 25 parejas en la Isla.

Aun así critica que la actuación contra este problema que, asegura, «es más importante de lo que pueda parecer» llegue con casi nueve años de retraso, respecto al Real Decreto, y lamenta la lentitud tanto de la Administración como de las eléctricas: «Con sus beneficios económicos deberían tener por norma cambiar las líneas problemáticas», opina.

El técnico de la conselleria de Medio Ambiente, Iván Ramos, explica que existe un convenio de colaboración con Endesa vigente desde hace cuatro años mediante el que la empresa se comprometió a arreglar los tendidos en mal estado o los que suponen un peligro para las aves. «Cuando se advierte de una muerte se avisa automáticamente a la compañía para que lo considere prioritario», pero el elevado coste de materiales y mano de obra provoca que las mejoras se lleven a cabo de forma escalonada, argumenta. Respecto a la tardanza para cartografiar estas zonas, justifica que se debe a aspectos burocráticos.

La medida favorece sobre todo a aves marinas y a las especies de grandes dimensiones. Las de presa, el milano o las águilas tienen más posibilidades de morir al posarse sobre las líneas eléctricas, algo de lo que alertan desde hace años los ecologistas. 21 pájaros se electrocutaron entre 2015 y mediados de 2016, entre ellos cuatro milanos, cinco cuervos y una águila calzada, es decir, fauna protegida. Los ejemplares se posan en ocasiones en lo alto de las torres para usarlas como puntos de vigilancia. Cuando las alas tocan el cable conector que une una línea con otra reciben la descarga, que resulta mortal.