Esmeralda Sanz con su hijo | Gemma Andreu

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Esmeralda Sanz no quiere regresar a su puesto de trabajo como cuidadora en el centro de discapacidad del Consell en Trepucó, pero sí quiere hacer público su caso y denunciar que, pese a las recomendaciones médicas y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pese a las promesas políticas de apoyo a la conciliación laboral y familiar, muchas mujeres, y ella lo acaba de padecer en primera persona, tienen que elegir entre su empleo y algo tan natural como dar el pecho a su hijo más allá de los meses de la baja por maternidad.

Y todo eso ha sucedido, asegura, en un centro dependiente de la Administración pública, en el que Esmeralda reclamó un sitio adecuado para extraerse leche en sus descansos de la jornada laboral, guardarla y poder así continuar con la lactancia diferida de su hijo, en casa. Petición que le fue denegada por el jefe del servicio argumentando que ya había acumulado la reducción de jornada por lactancia para tener un mes más de baja.

«Sí, uní la media hora de entrada y salida que me correspondía por lactancia para poder estar un mes más con el niño, y me incorporé en septiembre de 2016 cuando mi hijo tenía unos cinco meses», explica esta madre. «Todo el mundo te recomienda que des el pecho cuando tienes un hijo, la lactancia a demanda como hacía yo, entonces lo que no puede ser es que llegues al trabajo y no te permitan sacarte la leche en una zona adecuada en tus ratos de descanso», se lamenta. De hecho, la acumulación de la reducción de jornada por lactancia, ya sea natural o artificial mediante biberón, es un derecho recogido en el artículo 37.4 del Estatuto de los Trabajadores, que luego se pone en práctica según el convenio o el acuerdo que se alcance con cada empresa.

Esmeralda sufrió una infección en el pecho, una mastitis, por no poder extraerse la leche cada cuatro horas aproximadamente, como reclamaba. Estuvo de baja laboral en diciembre del año pasado, incluso afirma que ha pasado por crisis de ansiedad hasta que decidió pelear «por un derecho, la ley me ampara, no quería hacerlo a escondidas como algunas personas me aconsejaron». Añade que ella es respetuosa con las madres que dejan de dar el pecho antes «pero la decisión es nuestra y tienen que facilitarnos la incorporación al trabajo».


Sin cobrar

Esmeralda acudió al Consell en diciembre del año pasado cuando ya tenía el alta, pero no le resolvieron el problema «me ofrecieron hablar con mi jefe por teléfono y me aconsejaron reincorporarme al trabajo al día siguiente». Puesta en la tesitura de seguir con la lactancia materna o ir a trabajar presentó la solicitud de baja voluntaria al Consell, pero se la revocaron. Incluso tras una reunión con la consellera de Servicios Generales, Cristina Gómez, y la responsable de Recursos Humanos, la situación laboral de Esmeralda sigue sin resolverse y desde que solicitó la baja en enero no ha cobrado. El motivo es que la institución, señala, le pidió mantenerse en el empleo pero sin acudir al centro y sin sueldo a la espera de hallar una salida a su caso. «Estoy sin cobrar nada, he recibido una carta en la que me dicen que sigo así por fecha indefinida y lo que quiero es que me arreglen mis documentos e irme, buscar otro trabajo», se queja. No sin antes recordar a los responsables del Consell que «en el siglo XXI no puede consentirse que una madre tenga que elegir entre dar el pecho a su hijo y el trabajo. Yo ahora solo reclamo para que futuras madres puedan hacerlo, son derechos que nos ha costado mucho conseguir».


Un consejo de la OMS que suele ser inviable para la mujer trabajadora

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia exclusivamente materna durante los 6 primeros meses de vida del niño. Luego se introducen alimentos sólidos a modo de complemento durante dos años o más. Esa es la teoría, secundada también por matronas y profesionales sanitarios cuando una mujer es madre, ya que lo normal es que se le anime a ofrecer el pecho a demanda a su hijo. En la práctica la lactancia, si la madre es trabajadora, suele terminar con la baja de maternidad por las dificultades de compaginar la lactancia con el empleo. La OMS también señala que «las madres necesitan tener en su trabajo o cerca de él un lugar seguro, limpio y privado para poder seguir amamantando a sus hijos».