El jucio se ha celebrado en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número uno de Maó. | Javier Coll

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El juicio para dirimir si la mercantil Mongofre World Heritage y su propietario, el arrendatario de la finca sede de la Fundació Rubió, han impedido el derecho de uso y disfrute de la misma a Mercè Rubió, hija del mecenas y fundador, Fernando Rubió i Túdurí, y sus descendientes ha quedado la mañana de este lunes visto para sentencia tras la vista celebrada en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número uno de Maó.

El abogado de Mercè Rubió ha intentado demostrar que ésta ha sido despojada de su derecho de uso desde que en junio de 2016 el patronato de la Fundació aprobó el alquiler de Mongofra Nou al empresario Dimitri Sturdza a través de su sociedad Mongofre World Heritage.

La acusación ha afirmado que se han movido enseres de Mercè Rubió sin su consentimiento, que se han instalado cerraduras en las habitaciones y que en concreto la fecha del 17 de octubre del año pasado Mercè Rubió no puedo quedarse en la casa porque todo estaba ocupado, por el nuevo inquilino y los participantes en los talleres organizados por la Fundació.

Por su parte, la defensa ha argumentado que no ha quedado probado tal expolio del derecho de uso de la finca, que según el testimonio de uno de los empleados de la finca, las cerraduras no eran para impedir el paso sino para "cerrar por dentro y dar intimidad" a los ocupantes de las mismas, y que la renta que paga Sturdza más las inversiones realizada por el inquilino en Mongofra "está salvando la fundación".

En el juicio han declarado tanto Albert Moragues, presidente de la Fundació Rubió, como el arrendatario Dimitri Sturdza, y la hija del fundador, Mercà Rubió, además de los empleados de la finca, ahora subrogados por Mongofre World Heritage.