Es la zona más afectada del fuerte oleaje que se vivió el sábado a mediodía en la Isla. Las severas y continuas oscilaciones del mar han ocasionado desperfectos en la vía pública, en especial, en el muro de hormigón que separa la zona del acantilado marítimo de las viviendas. También ha afectado al menos a un complejo hotelero y entre diez y doce inmuebles que se alzan entre la Séptima Avenida y el Passeig Marítim. Una olla de cocina flotando en un gran charco de agua enmedio de la calle no dejaba dudas sobre los efectos del temporal.
Un matrimonio residente en esta zona no daba crédito a lo que les había ocurrido. Su vivienda era objeto de cientos de miradas atónitas. Habían acabado de comer y observaban desde la ventana las grandes olas que salpicaban la calle, cuando de repente una gran oscilación les arrancó la puerta de entrada dejando un río de agua que entraba en el hogar. «Había un palmo en toda la vivienda», explica la propietaria, y asegura que creyeron que iban a salir nadando de allí. La puerta de la cochera se rompió, el toldo de la piscina está inservible y el porche del coche salió volando. A unos pocos metros, Núria estaba observando la magnitud de las consecuencias que padece su apartamento. La puerta de entrada al chalé, habitado por unos amigos, cedió. Y buscaban la fórmula para tapiar la puerta y protegerla. A Arturo, los efectivos de emergencias le aconsejaron desalojar su apartamento. El fuerte oleaje le levantó tejas y el agua empezó a filtrarse. Asegura que lo pasó mal, que no podía salir e incluso que tuvo que avisar a sus vecinos para que le ayudaran.
La presidenta de la Asociación de Vecinos de la zona, Eva Bordoy, y la concejala de Servicios Sociales, Teresa Borràs, recorrieron una a una las viviendas ubicadas a pie de costa para ofrecerles teléfonos y colaboración. Su máxima preocupación radicaba en aquellos hogares sin habitar y que hubieran sufrido las consecuencias. En una de ellas la puerta cedió y los muebles se divisaban tumbados y en mal estado. Cabe, indican, poner en marcha un protocolo para localizar a estos propietarios, la mayoría residentes en la Península, para poder proteger sus propiedades y evitar que además les entren a robar. Bordoy indicaba que tras el temporal, estuvo toda la noche del sábado al domingo en vilo. «Las olas hacían temblar el suelo de la casa», apuntaba.
Por su parte y ante la magnitud de las consecuencias, la presidenta del Consell, Maite Salord y la consellera de Servicios Generales, Cristina Gómez, visitaron S'Algar y Alcalfar, acompañadas por la alcaldesa Montse Morlà y miembros del equipo de gobierno. Salord valoró el hecho que, a pesar de su gravedad, «no hayamos tenido que lamentar daños personales». Manifestó su voluntad de continuar trabajando de manera coordinada con el resto de administraciones para que las zonas afectadas puedan recobrar la normalidad lo antes posible. La alcaldesa avanzó que hoy mismo se iniciarán los trámites para cuantificar los desperfectos y poder tocar a la puerta de Consell y Govern para que «nos ayuden». También se pondrá en marcha el operativo de limpieza. Gómez apunta que el servicio de Bomberos realizó unas veinte intervenciones.
Por otra parte, cabe indicar que el parque eólico de Milà también ha sufrido averías por el temporal. La máquina 1 tiene problemas en el circuito de control y telemando. Y la máquina número 3 sufre un escape de nitrógeno del circuito hidráulico para orientar las palas. Se prevé que este mediodía entre en servicio de nuevo.
Y la zona de Sa Caleta-Santandria de Ciutadella recuperó este domingo a mediodía el suministro de agua potable, que había sido interrumpido por una avería en las bombas de extracción que funcionan con electricidad. Estuvieron un día y medio sin agua potable entre 200 y 300 residentes, según la empresa suministradora.
6 comentarios
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El muro de hormigón que las olas y el viento movió, no tenia cimentación, si hubiera sido hormigón armado con unos cimientos de un metro empotrado en el suelo, dudo que lo hubiera movido, pero hubiera costado económicamente muchísimo su construcción.
La ignorancia de los constructores deja entre diez y doce chalés a pie de costa afectados y con destrozos
Primera linea es lo que tiene, a mi me gustaría construir mi casa en la caldera de un volcán
La naturaleza está reclamando lo que es suyo...
A quien corresponda del ayuntamiento de Es Castell les ruego se preocupen de si ha entrado agua en mi local Despues de tantos años siguen riendose de mi y pasando de todo Al señor alcalde le vuelvo a recordar que las garantias de las obras caducan a los diez años y creo que ya ha tenido bastante tiempo para reclamar Han pasado doce años
Impresionant!. Segurament el propietaris d'aquestes cases no tenen cap culpa i pateixen totes les consecqüències ara bé, algú va pensar que urbanitzar a primera línea de la mar era rentable i va fer el negoci, l'administració ho va aceptar! Això tornarà a passar, aquí o a una altra banda i més amb el canvi climàtic....N'haurem après ?