Las calles se llenaron ayer de buen ambiente para hacerse con algún capricho o incluso para avanzarse con las compras de Navidad | Gemma Andreu

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Dicen que nunca llueve a gusto de todos. Y es lo que ha ocurrido este verano. La avalancha de turistas que ha llenado complejos hoteleros y locales de restauración no ha repercutido del mismo modo en las cajas del pequeño comercio local. Las grandes expectativas que se habían generado de cara a una temporada de verano que iba a ser -y lo fue- de éxito se quedaron en papel mojado para este sector comercial de la Isla. Ahora, esta realidad se traduce de nuevo en escepticismo de cara a la campaña de Navidad.

El comportamiento del consumidor en los próximos meses sigue siendo una gran incógnita para los pequeños empresarios, quienes no se atreven a predecir una campaña optimista ni mejor que la pasada. Han puesto toda la carne en el asador, dicen, para animar las ventas aunque la gran mayoría cree que a nivel de negocio no habrá grandes cambios.

El gerente de la Asociación de Comerciantes de Ciutadella Antiga, Macià Coll, está convencido de que el consumidor va a gastar algo más porque se le ve animado, pero ahora los esfuerzos están en que estos euros que van a salir de los bolsillos «se queden aquí, en el comercio local», es la gran incógnita que planea, porque «competimos contra un fantasma gigante», llamado internet, que podría absorber estas buenas previsiones. No obstante, para evitarlo, Coll apunta a los esfuerzos en materia de iluminación pública para crear un ambiente de «satisfacción tanto ética como moral» muy positiva para el sector, indica Coll.

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