Los ponentes, moderados por el editor de «Es Diari», Josep Pons Fraga, respondieron las cuestiones del público; entre el mismo, las alcaldesas de Maó y Sant Lluís | David Arquimbau

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Problemas que se eternizan, infraestructuras que envejecen, una telaraña competencial con el telón de fondo de la sobreexplotación de los acuíferos, la sequía, la necesidad de depurar y de cubrir costes de todo ese ciclo del agua fueron algunas de las cuestiones que se pusieron este sábado sobre la mesa del III Fòrum Mongofra Economia i Medi Ambient, organizado por Editorial Menorca con el apoyo de la Fundació Rubió Tudurí y la sociedad Mongofre World Heritage.

Los ponentes José Antonio Fayas, Joana Maria Garau, Pedro Sáez y David Sintes aportaron diferentes visiones y soluciones para una mejor gestión de un recurso que, todos coincidieron, no se valora lo suficiente, se da por hecho que nunca faltará aún cuando las reservas, y más en años secos, descienden y pierden calidad, manifestando problemas como la salinización y el exceso de nitratos.

Hubo consenso en que la gestión del agua es una actuación ambiental de primer orden y necesaria, por lo que parte de la recaudación del controvertido impuesto turístico que se ha empezado a aplicar, la ecotasa, debería dedicarse a mejoras en este sentido. Aunque no sean tan vistosas como otras actuaciones, los expertos señalaron ayer la necesidad de aumentar la inversión para modernizar plantas depuradoras que están al límite con la presión poblacional del verano; de dar tratamiento terciario para usar las aguas reutilizadas en el riego; de extremar el control en la apertura de pozos; de mejorar las canalizaciones; y de llevar a cabo experiencias piloto como la reinyección en los acuíferos de agua depurada que ahora se pierde y se tira al mar.

El hecho de que muchos de estos temas hayan sido debatidos y planteados durante los últimos años, pero sigan repitiéndose, causa desánimo en los responsables políticos; así lo manifestó la alcaldesa de Maó, Conxa Juanola, presente entre el público, cuando mostró su «preocupación» porque los gobiernos «se encuentran los mismos problemas agravados» y parece demasiado difícil tener una visión insular y social en materia hídrica.

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Aunque también algunos ayuntamientos, en opinión de la directora general de Recursos Hídricos, Joana Garau, «han hecho abandono de sus responsabilidades» al dar la gestión del agua a terceros y «el Govern tampoco ha podido ejercer el control».


Ahorro

Un factor clave para conservar los recursos parece estar claro: reducir el consumo o gravarlo, especialmente aquel que sea suntuoso y esté destinado al riego de jardines poco sostenibles, con césped, y a llenar piscinas. Esta subida, según algunos de los conferenciantes, debería ser «exponencial» ya que se diferencia el acceso al agua como derecho humano fundamental, el agua como derecho ciudadano, y el agua que se usa para hacer negocio o para disfrute superfluo como una piscina.

Otro punto de acuerdo del debate es que parece que la única vía para ahorrar agua es subir su precio, de modo que las empresas y administraciones puedan amortizar las inversiones que realizan y el ciudadano sea consciente de su valor. Aunque también se apostó por premiar el consumo racional con precios más bajos, que también serían para personas con menor renta económica.

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