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Se desprendió de la camisa y se quedó con la camiseta azul de la movilización «Menorca diu no» para iniciar su intervención en el acto del 22 aniversario de la reserva de la biosfera.

El conseller de Medio Ambiente y presidente de la Reserva de la Biosfera echó mano de su trayectoria vital como activista para trasladar un mensaje en defensa de la Tierra, la grande y la cercana, cuya última amenaza son las prospecciones petrolíferas.

Durante su charla, ilustrada con fotografías y un verbo ágil hiló su compromiso con aseveraciones envueltas de convicción y de la naturalidad de quien narra lo vivido: «Mis profesores han sido los indígenas», «el mundo está prácticamente esquilmado», «me crié salvajemente», «he estado dispuesto a morir por la causa indígena», «he subido a muchas plataformas petrolíferas», «la Tierra es un libro abierto, durante dos décadas lo he estudiado con dos o tres mochilas a la espalda».

Antes de mostrar su itinerario de compromiso con el mundo, explicó el espíritu de la reserva de la biosfera, particularmente de las islas que cuentan con esta declaración, «como el laboratorio más específico de la Unesco en materia de sostenibilidad», que requiere del triple consenso político, social y de una gobernanza en favor del bien común.