Con sus hijos Leonardo (en brazos) y Bruno. Cada día les lleva al colegio y después acude a su trabajo en el complejo deportivo El Sauce

TW
0

Con una extensa trayectoria en el mundo del deporte menorquín, Juan Miguel Pons Sintes (Maó, 1972), quien fuera seleccionador insular de fútbol de los Island Games, decidió dar un giro a su carrera. Buscó ampliar sus horizontes profesionales en el país de su mujer, Ecuador, y allí ha establecido su hogar. Aunque mantiene viva la ilusión de residir algún tiempo en el norte americano, en Canadá, y regresar un día a Menorca.

¿Qué motivó su marcha?
— Tanto mi mujer como yo nos sentíamos estancados en nuestros trabajos en Menorca, y en los últimos años la necesidad de realizarnos profesionalmente adquirió fuerza. El hastío acabó en el verano de 2012 con una oferta para mi mujer, y en cuestión de un mes ya estábamos en el continente americano.

¿Y por qué eligió Ecuador?
— Siendo mi mujer ecuatoriana era un país sin muchos problemas para adaptarme, aunque el cambio respecto a España es bien grande y mi añoranza de Menorca es habitual. Ella evidentemente no tenía problema. y el 10 de agosto de 2012 nos trasladamos a Ecuador toda la familia.

¿Se sintió bien acogido?
— Como a todo inmigrante, hay gente muy amable y otra que te mira con recelo o como una amenaza, igual que ha pasado en nuestra isla con los extranjeros, en eso no hay diferencias. Pero por las amistades y la familia de mi mujer la acogida ha sido excelente, además muchos de estos amigos han estudiado en el extranjero.

¿Fue complicado encontrar un empleo?
— Al mes de llegar y tras ver mi curriculum me propusieron un proyecto vinculado al Club Deportivo El Nacional (equipo de fútbol con sede en Quito y que juega en la serie A de Ecuador), pero con cierto condicionante que retrasó mi incorporación. Estuve meses esperando y entonces me ofrecieron ser coordinador de formación en la Federación Deportiva del Guayas, un trabajo que dejé al mes de nacer mi segundo hijo, Leonardo. Al poco tiempo resurgió el proyecto de El Nacional y pasé a ser gestor técnico de fútbol de la cantera.
(El Nacional se caracteriza proque solo tiene en su plantilla jugadores de nacionalidad ecuatoriana).

¿Sigue todavía en el mismo club?
— El proyecto se ha trasladado a la filial del JIT, con El Nacional, ya que este 2015 los recortes económicos impidieron mi renovación. Por suerte en el JIT la independencia económica y los cuatro socios que dirigimos el proyecto nos hace estar convencidos del éxito de nuestra gestión.

Usted tiene una dilatada carrera deportiva. ¿Cómo comenzó?
— Fui a La Salle y allí empecé a jugar al fútbol. Jugué en el Peña Blaublanca y de ahí al Isleño, con el que ascendimos a la División de Honor Juvenil. Después pasé al Isleño de Tercera y al Sporting Mahonés de Segunda B. Como jugador fui al Campeonato de España universitario de fútbol en San Sebastián y en Granada. Estudié INEF en Barcelona y al mismo tiempo entrené en fútbol escolar. Al acabar los estudios empecé el máster en Gestión Económica de Entidades Deportivas y jugué en el histórico de Barcelona UE Sants.

¿Cuándo comenzó a trabajar como técnico?
— En 2001 en el DIR, una cadena de gimnasios con 80.000 socios. En 2003 regresé a Menorca para jugar en el Sporting Mahonés de Tercera División y trabajar en el área de Deportes del Consell. Fui director deportivo del CD Menorca y en 2010, seleccionador IGA de fútbol. Un año después seguí como seleccionador y empecé como gerente del consorcio del pabellón multifuncional; también pasé a entrenar al CD Migjorn acabando la temporada como cuarto clasificado.

Noticias relacionadas

Y con toda esa experiencia a sus espaldas, cruza el charco...
— Sí, en junio de 2014 me contrató El Nacional como director deportivo de la cantera, de la categoría sub-12 hasta el equipo reserva. En mis funciones también se incluía el anclaje del proceso educativo, empezamos a obligar a todos los jugadores a estudiar, ya que bastantes habían dejado el colegio.

¿Qué pasó con el proyecto?
— Por una deuda importante del club recortaron el presupuesto de la cantera, así que, con dos personas del directorio trasladamos el proyecto al filial JIT, externalizando el mismo trabajo pero sin los condicionantes económicos que implica tener un equipo de Primera, que chupa todo el presupuesto. Nuestro objetivo ahora es subir a la Serie B y controlar todo el proceso formativo, con una visión integral de fútbol más estudios. También dar competición a los jugadores que no son convocados y prepararlos para el primer equipo de El Nacional.

¿Cómo es el mundo del deporte en Ecuador?
— Es triste decir que se pierden muchos deportistas por falta de recursos económicos. El deporte aún no está muy respaldado, la gestión deportiva no existe y muchos deportistas no tienen ni para pagar el transporte público para ir a entrenar. La inmensa mayoría de la gente hace deporte el fin de semana, lo hemos visto en Menorca con esos encuentros social-deportivos, pero el alto rendimiento es duro por la falta de recursos técnicos, económicos e infraestructuras.

¿Cuáles son los principales problemas que aprecia allí?
— Sobre todo las diferencias sociales, el sueldo mínimo es de 410 dólares brutos mensuales, hace tres años era un 25 por ciento menos. Aún así se abusa de mucha gente con jornadas interminables. Es un país que en desarrollo quiere ser autosuficiente, aunque está abierto a la ayuda exterior, y que tiene una riqueza natural envidiable, encumbrada por las Islas Galápagos. ¡Me muerpo por ir!

¿Cómo ve a su popular presidente, Rafael Correa?
— No es perfecto pero ha mejorado sustancialmente el país, ha unido a la diferentes razas y las ha dignificado. Ecuador ha cambiado mucho desde mi primera visita en 2005. Ahora sigue habiendo inseguridad pero es 'relativamente evitable'; antes no había sueldo mínimo y se pagaban miserias por trabajar de sol a sol. Nosotros tuvimos una empleada de hogar que en un trabajo anterior no salía de la casa más que un día al mes y dormía bajo llave por su empleadora... ¡Uf! Era muy duro entonces vivir en Ecuador. Las carreteras eran prehistóricas pero Correa las ha puesto como las del primer mundo, y ahora se destino más dinero a educación. Creo que es el país latinoamericano que más se ha desarrollado en los últimos seis años.

¿Y cómo es Cumbayá, la zona en la que reside?
— Es como estar en un pueblecito al lado del gran Quito, aunque hay tres centros comerciales grandes. Aquí se estila vivir en conjuntos cerrados, incluso se cierran varias calles y se poner seguridad privada para salvaguardarse. Nosotros hemos encontrado uno fantástico para los niños, pues apenas son veinte casas y los coches entran directamente a parkings subterráneos, así que los niños pueden jugar fuera con total tranquilidad.
Estamos muy a gusto.

¿Cómo son los ecuatorianos?
— Tan variados como los españoles, hay muchas culturas entrelazadas y bastante diferentes. Admiro mucho de ellos la capacidad que tienen para negociar y la iniciativa para montar cualquier negocio, son muy emprendedores. De la misma manera, cuando ven que pueden ingresar y ganar dinero son bien lanzados..., eso puede complicar el desarrollo laboral aunque igualmente hay aquí mucha gente muy honrada y leal.

Y un día cualquiera, ¿cómo transcurre?
— Pues llevo a los niños al colegio y seguido voy al complejo deportivo El Sauce. Veo los entrenamientos, hago correcciones a los entrenadores, preparadores físicos y jugadores... Tratamos diferentes temas. También me reúno con Octavio Zambrano, el entrenador más laureado de la NSL norteamericana, y comentamos tanto cosas de la cantera como del equipo de Primera. Me dedico a diferentes temas para el desarrollo del proyecto de crecimiento del nuevo club.