Rubén Román, a la entrada del desierto del Sáhara.

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Rubén Román (Maó, 1978) tiene casi todo a punto para iniciar una nueva aventura. Este viernes tomará un avión con destino a la República Checa, tierra natal de su mujer, con la que se embarcará en un itinerario que le llevará por diferentes países europeos. «La maleta, como casi siempre, la dejo para el último momento. Siempre digo que la mejor maleta es la que si se pierde, no pasa nada», confiesa el experimentado viajero, quien ya ha logrado poner el pie en los cinco continentes, algo que ha conseguido en gran parte gracias a su profesión, el tenis.

El plan de viaje de esta nueva aventura tiene una parada obligatoria en Polonia, donde visitarán el campo de concentración de Auschwitz. Y es que el tema del holocausto es una parte de la historia que le interesa mucho a Román. «Jamás podré entender cómo se pudieron producir esas atrocidades», confiesa.

Posteriormente, el recorrido continuará, entre otras ciudades, por Praga, Munich, Milán, Mónaco y Montpellier, hasta llegar de nuevo a Menorca, y todas las aventuras que surjan se podrán seguir a través de la web mipaseoporeuropa.blogspot.com.es. Y es que tal y como dice los viajes son para contarlos. Como argumento cita al filósofo M. Wilson, quien recuerda dijo una vez: «Lo que nunca se puede contar es como si no hubiera ocurrido».

Viajar es su afición favorita, y cuando se le pregunta por la sensación que le produce echarse a la carretera, vuelve a tirar de una cita, en esta ocasión de Walt Disney. «Él dijo que no se viaja para escapar de la vida, sino que se viaja para que la vida no se te escape». Y en ese sentido, el menorquín sostiene que la gente puede tener preferencias de lo más variadas, pero que las suyas están bien claras: «Ver mundo. Cuando me haga mayor lo único que no me perdonaría a mí mismo es no haber hecho cosas como las que estoy viviendo».

A sus 36 años, Román ya cuenta en su cuaderno de rutas con un buen número de viajes. Todos han sido especiales por alguna razón, pero entre todos ellos recuerda de forma especial el que le llevó hace unos años a atravesar de costa a costa Estados Unidos, siguiendo la legendaria Ruta 66. Sobre aquella experiencia, que define como «maravillosa», relata que «quedarán inmortalizadas en mi memoria horas y horas detrás del volante, y las emociones mágicas sentidas al llegar a sitios tan espectaculares como el Cañón del Colorado, la entrada en Nuevo México o cruzar el espectacular y caluroso desierto de Arizona».

Aún le quedan muchos destinos por descubrir, pero entre todos ellos hay dos que le hacen especialmente ilusión, como son Tierra Santa y Groenlandia. «Tengo planeados otros viajes, evidentemente que sí, pero ahora toda mi energía está enfocada en el viaje que voy a comenzar por Europa», señala, un proyecto que ya tenía en mente desde hace años, y que es especial porque, aunque acostumbra a viajar solo, en esta ocasión lo hará acompañado de su esposa. «El plan es ir parando en diferentes lugares, disfrutar de gastronomía de cada país, visitar gente conocida y compartir momentos con otras personas que nos encontremos durante la travesía», concluye.