El puerto de Maó ha vivido una jornada atípica este viernes con la coincidencia en la rada de tres cruceros que han dejado una preciosa estampa. El MSC Sinfonia, el Seven Seas Mariner y el Aida Vita han desembarcado a sus pasajeros en uno de los días de mayor tráfico marítimo de la temporada.
El "MCS Sinfonia", el "Seven Seas" y el "Aida Vita" coinciden en Maó
Los tres cruceros han compartido la rada mahonesa en uno de las jornadas de tráfico marítimo más intensa de la temporada
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6 comentarios
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Sí, si, tres creuers hiiiiiiiiii. "MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES"
Alcanzamos por fin la amable y acogedora Ciudadela. Ciudadela presenta asimismo la ventaja de contar con el aire del mar abierto, al igual que con la imagen evocadora de éste. Ciudadela, antigua capital de la isla, conserva el clero y la nobleza. El Obispo con su cabildo catedralicio y las casa de algunos nobles confieren a la población un cierto aire de ciudad. Afortunadamente, la limpieza viaria es notable, y no hay habitante que no cuide de mantener aseada su porción de calle. El aumento de la población ciudadelana se debe en parte a la inmigración desde otros puntos de Menorca y, sobre todo, de las islas hermanas, aunque procede subrayar en este sentido el enorme cariño de los nacidos en la ciudad por su patria chica, hecho que hace frecuente el retorno a ella de oriundos procedentes de América y de otras partes del mundo. De hecho, esta pequeña ciudad resulta acogedora y agradable, menos expuesta al viento del Norte, más soleada y grata; a la vez, la vista de la recortada silueta de Mallorca contra el azul del cielo confiere al entorno, de otro modo harto uniforme, una nota de exotismo poco común. Recorremos seguidamente las calles de Ciudadela a partir de la despejada plaza de Alfonso III, donde desemboca la carretera principal, y que señala a su vez el principio del Ensanche. Descubrimos a la derecha de aquélla un molino de viento y una pequeña y acogedora fonda. En la esquina destaca una casa hermosa y moderna, con tímpano y acroteras o pedestales de remate del frontispicio, balcones de piedras y ornados marcos para sus ventanas. La señorial mansión de marés de don Bernat Olives, con dos balcones inferiores y escudo de armas sobre la ventana central, brazo con un ramo de olivo y la leyenda:”Tu oliva habebis in omnibus terminis”. La casa es contigua a la del Conde que linda con el Borne. La continuación de la calle de la Catedral, que da fin frente a la fachada principal del templo mayor, recibe el nombre de calle del Obispo. Al final de la plaza Nueva arranca en dirección al mar la calle del Borne, de buen firme y provista de impecables aceras, comprendida entre el palacio del Conde con su hilera de once ventanas, a la derecha, y el de Martorell a la izquierda. El Borne, plaza principal de Ciudadela, ofrece una espléndida impresión a quien llega desde el puerto. Por su magnífica situación y trazado. Queda flanqueado por el Este por la hermosa casa del Conde, y las de Martorell y Vigo, es decir, en dirección a la ciudad, y constituye un paseo engalanado de acacias provisto de bancos de hierro a uno y otro lado entre los que media cada vez un árbol. Palacio del Conde, sin duda alguna la mansión más hermosa de la isla. Cuenta con un antepatio abierto y con una airosa y gran escalera en la que una inscripción da fe de la presencia en aquél de la Reina Isabel con ocasión de su visita a Menorca. Sus salas son espaciosas y muchas, y el salón de baile es, a no dudar, el más vasto existente en la isla. Can Martorell presenta una fachada con gran balcón en el centro, dos cada vez en los lados y nueve ventanas sobre igual número en los bajos. Columnas jónicas lisas, dos en los lados del edificio y cuatro emparejadas de dos en dos, se alzan por encima del balcón como soporte del tímpano. En lo alto destacan unos vasos ornamentales de hierro. El zaguán muestra una bóveda de crucero doble y aplanada y dos arcos segmentados, así como la acostumbrada escalinata de las grandes mansiones ciudadelanas, de la que hallaremos una muestra más hermosa aún en can Vigo, con balaustrada de hierro. Posee también numerosas salas y hermosas habitaciones llenas de luz, amén de un salón con retratos de antepasados varios. Encierra asimismo plafones y cuadros pintados por el dueño actual, así como una galería de tres arcos sobre la plaza. Desde la terraza ornada de tinajas se goza de una espléndida vista sobre el Borne, El Canal, la Torre del Ram y los salientes de la costa Sur. Can Vigo, pintada de color rojizo, es grande asimismo, pero más sencilla, aunque cuenta también con habitaciones amplias y despejadas. Dispone también de una hermosa escalera de doble acceso en ambos lados, y que discurre luego a lo largo de la parte frontal. Tras un inicial tramo bilateral sigue un primer descansillo origen a su vez de un segundo tramo doble hasta el nuevo rellano, del que nace ya una escalinata simple. En la parte norte del Borne se encuentra el Teatro y algunas casas pequeñas con una espléndida vista sobre el puerto. Es francamente hermosa la parte delantera del palacio del Gobernador con su exquisito porche soportado por cuatro contrafuertes.. Hay una sala de tres arcos, de gran elegancia, uno de aquéllos dobles, en cuyos cruceros campean las Barras de Aragón y el Aguila Imperial. La perspectiva es especialmente encantadora desde el baluarte bajo Se goza de una vista espléndida. En el Palacio Episcopal alberga en una gran sala, retratos de los obispos de Menorca, así como un cáliz regalado por la reina Isabel. Al final de la calle del Obispo nace la de S. Sebastián donde encontramos el elegante edificio de los Squella, pintado de amarillo, con una gran balconada de hierro, escudo de armas (con una campana), encima del portalón, y cuatro cariátides sostenidas por columnas lisas. En la calle Sta. Clara, albergan algunas casas grandes con balconada lateral, como la magnífica del barón de Lluriach. En el cruce de la calle del Santísimo con la de los Dolores aparece a la izquierda la hermosa Casa Saura, una de las más bellas de la ciudad. Hermosa es, ciertamente, la vista que se ofrece del puerto desde el camino que lo domina. Muy próximo a Ciudadela, al lado del Borne o Planada se encuentra el hermoso Hort d' en Vigo, de entrada en forma de arco, en cuyos lados, donde parecen montar guardia sendos ejemplares de Cereus peuvianus monstruosa, campean dos blasones, uno con las armas de Vigo y el otro con las de España, bajo las cuales una inscripción da noticia de que el hort fue visitado por la reina Isabel el día 15 de septiembre de 1860. Lo más hermoso es, con todo, la vinyeta de don Bernat Olives, con su vasto huerto y pequeño vivero de plátanos. Desde la terraza de la hermosa casa rosada se goza de una bella vista de Ciudadela y entorno, desde el denso macizo de acebuches que queda, de un lado, a los pies de aquélla, y de la blanca Torre del Ram. El lugar de paseo de los ciudadelanos es el ya mencionado camino que domina el puerto, y con razón es así desde tiempo inmemorial porque no sólo ofrece hermosas vistas de aquél sino, al tiempo, de la recortada silueta de Mallorca en lontananza. La contemplación de las cristalinas aguas pobladas de peces y el espectáculo que ofrece la humeante chimenea del vapor que se pierde en el horizonte hallan la festiva vena que les devuelve en la noche clara a sus hogares respectivos entre los cantos y las risas generales. La casa de Ses Mongetes posee una gran chimenea, espacio porticado con bóveda de crucero y amplias salas en la planta superior. En días claros, cuando Mallorca se perfila entre tonalidadess azules, uno diríase transportado como por ensalmo a aguas griega. Es francamente hermosa la vista que se ofrece hacia el promontorio de la Torre del Ram y de la rada de Ciudadela. La perspectiva abarca casi enteramente el entorno marítimo y alcanza hasta la maravillosa Mallorca. El barón de Lluriach, a quien pertenece la vasta propiedad de Torre del Ram, por la que siente especial predilección, donde el barón piensa construir su residencia permanente, pues incluso en verano reina en él un agradable fresco y son contados los días que permiten la apertura de ambos lados de la casa. Desde la terraza, provista de aspilleras, de la redonda y sencilla Torre de Señales de Bajolí, tronco-cónica en la base, se divisan la Atalaia d' Artruix y S' Agulla de Mallorca, perfectamente claros, así como la risueña Ciudadela con su puerto. Archiduque Luis Salvador de Austria, marzo 1891
No hay tres sin cuatro. A las tres opiniones FAVORABLES de la llegada de los tres Cruceros uno la mía y ya somos Cuatro. Animaros Comentaristas, todo es empezar.
El turismo siempre es bueno, es lo que activa la economía de la isla, pero por desgracia siempre hay alguien que tiene que ver la negatividad en que lleguen tres de golpe.
para un menorquin. de cinco en cinco tendrian que venir
Y digo yo..... y no podía venir de uno en uno? Mahón no tiene suficientes servicios para tanta gente.En fin... de todas formas....bienvenidos sean.