Los primeros turistas ya han llegado a la Isla y disfrutan de un tiempo casi estival | Gemma Andreu

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Menorca entra hoy en el apogeo de la Semana Santa, el primer test turístico del año, que ha venido precedido de buenos augurios. Entre esta mañana y la noche del lunes pasarán por el Aeropuerto alrededor de 30.000 personas. Las compañías ofrecen un 9,1 por ciento más de plazas de avión que hace un año, incrementando los refuerzos previstos ante una demanda creciente. Algunos portales de comparación de vuelos señalan a la Isla como uno de los destinos más pujantes, pero los hoteleros quisieron ayer enfriar los ánimos.

Sin duda creen que la Semana Santa será mejor que el año pasado, algo natural teniendo en cuenta que en 2013 cayó un mes antes, a finales de marzo, y solo abrió el 7 por ciento de la planta hotelera, que registró una ocupación considerable, del 79,2 por ciento. Un año más tarde, el presidente de la Asociación Hotelera de Menorca (ASHOME), Joan Melis, explicó ayer que el porcentaje de planta abierta será finalmente del 20 por ciento y que prevén que la ocupación ronde el 60 por ciento.

El cálculo de plazas revela que este año se alojarán más del doble de turistas en los establecimientos menorquines que los alrededor de 2.500 del año pasado, cerca de 5.400. Melis aclaró que los hoteles que trabajan con el Imserso estarán al cien por cien, lo que hará subir la media de ocupación, y matizó que la Semana Santa «son solo siete días, ha ayudado a que algunos hoteles abran antes, pero no es para lanzar cohetes».

Inicio de temporada

Donde los hoteleros sí ven síntomas de recuperación es en el inicio de la temporada, «una vez se superen estos 10 o 15 días entre Semana Santa y la primera semana de mayo». Está previsto que en los primeros días de mayo esté abierta ya el 80 por ciento de la planta y pasada la primera quincena «estará casi toda abierta y con ocupaciones superiores al año pasado».

Melis llamó a las administraciones a acelerar el paso en las obras que quedan pendientes y remarcó la importancia de dar «una buena impresión» a los primeros turistas que llegan y que pueden convertirse en prescriptores del destino.