Un ejemplo piloto de desarrollo sostenible del medio rural. Este era el objetivo, hoy por hoy frustrado, que perseguía el Gobierno en relación a la gestión de la finca de Alfurí de Dalt, en Ciutadella, expropiada en 1999 por la Dirección General de Costas y por la que se pagaron 400 millones de pesetas (unos 2,4 millones de euros). Las casas prediales y otras construcciones existentes en la finca, como una boyera, debían rehabilitarse y reconvertirse.
Primero tenían que ser un centro de educación ambiental, tal y como se avanzaba en 2002 cuando se anunció el plan de usos que «ultimaba» el Ministerio -entonces con Jaume Matas como titular de la cartera-, y después, ya en 2006, con el apoyo del Consell gobernado por PSOE y PSM, las autoridades anunciaron que en Alfurí se ubicaría un centro de interpretación de la naturaleza y un banco o base de datos sobre buenas prácticas agrícolas.
Ni una cosa ni la otra. Las casas de Alfurí de Dalt siguen en proceso de deterioro y, transcurridos catorce años desde su adquisición por la Administración central, no hay signos de que ninguno de los proyectos iniciales vaya a reactivarse a corto o medio plazo.
Es otro centro de interpretación ambiental para Menorca que está en lista de espera.
Elevado valor
La finca de Alfurí de Dalt fue expropiada en 1999 pero en octubre de 2007, mediante una permuta del Ministerio de Medio Ambiente a Parques Nacionales pasó a pertenecer a este último organismo. La superficie que gestiona es de 256 hectáreas, y el resto de los terrenos que se compraron se incorporó al dominio público marítimo-terrestre.
Según consta en la web de Parques Nacionales, las únicas actuaciones que se llevan a cabo hoy día son las de mantenimiento y conservación. Trabajos encaminados a evitar la degradación de un hábitat protegido por la Ley balear de Espacios Naturales de 1991. Pese a formar parte de Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) como La Vall, el hecho de que Alfurí sea gestionado por Parques Nacionales no significa que goce del título ni de la protección que confiere esta figura.
Una de las razones por las que se expropió fue para evitar el acceso incontrolado de vehículos a la cala virgen de Ets Alocs. Pero la idea del Consell de declarar un parque nacional en la zona norte de la Isla, incluido Alfurí de Dalt, no prosperó.
De hecho suscitó una fuerte oposición de asociaciones de propietarios de fincas, de pesca recreativa y de la federación de caza (algunas temporadas se ha cedido el uso de la finca a cazadores con artes tradicionales).
Alfurí de Dalt es de una evidente riqueza natural, forestal y faunística. Existen formaciones de encinas, ullastres, pinos, aladiemos y madroños. Entre la fauna destacan el milano real, el alimoche, el águila calzada, el águila pescadora, el cernícalo y el halcón peregrino, además de una especie significativa mediterránea, la tortuga.
Precisamente el Grup Balear d'Ornitologia (GOB) tampoco tuvo suerte en Alfurí de Dalt. Los ecologistas idearon un proyecto para soltar tortugas en una zona de la finca. La tramitación de la propuesta se alargó y, finalmente, se quedó sin financiación.
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