Al igual que todo el mundo musulmán, la comunidad islámica de Menorca celebró ayer el inicio de su fiesta grande, la Aid al-Adha, la llamada la Fiesta del Cordero o Aid Kbir. Una jornada en la que se conmemora el pasaje recogido en el Corán -y también en la Biblia-, en el que se recoge la voluntad del profeta Abraham de sacrificar a su hijo Ismael -Isaac en la tradición judeocristiana-, para demostrar su sumisión a Dios. Sin embargo, finalmente, Dios lo sustituyó por un carnero. El significado de esta festividad representa la victoria de la confianza en Dios ante las dudas.
La fiesta del sacrificio dura cuatro días, y es el cierre, el punto álgido de la peregrinación -Hajj- a La Meca. Según la tradición, los peregrinos sacrifican un animal en Mina, una población situada entre Arafat y La Meca, para recordar las intenciones de Abraham, o Ibrahim. Una tradición que sigue toda la comunidad allá donde esté.
Esta festividad se celebra el décimo día del último mes del calendario islámico, Dhu al-Hijja, setenta días después del Ramadán.
En familia
Al ser la principal festividad musulmana, las familias procuran reunirse para celebrarla juntos, vistiendo sus mejores ropas y compartiendo la comida.
En Maó, la comunidad islámica Al-Khayr empezó la jornada a las ocho y media de la mañana, con la oración matinal, con más de doscientos fieles reunidos en el pabellón del Alcázar, cedido por el Ayuntamiento por no ser la mezquita lo bastante grande para acoger el acto. Durante la celebración los musulmanes glorifican a Dios, y el imán recita siete takbir y pronuncia una jutba o sermón. Luego, después de felicitarse la fiesta, fue el momento de ir a por los corderos que tenían que ser sacrificados. Y es que según manda la tradición, todo cabeza de familia debe sacrificar un animal, sea un carnero, un cabrito o un ternero, eso sí, siempre bajo el rito musulmán, el Halal, por degüello.
La carne del animal se divide en tres partes, una para la familia, otra para los amigos, y la tercera para los más necesitados. Así, como manda el islam, ninguna familia se queda sin celebrar este día.
Los últimos años, la presencia de musulmanes en Menorca se ha ido reduciendo por la falta de trabajo. Así lo explica el propietario de Assalam, en Maó, la única carnicería árabe que hay en la Isla. Tijani El Hajoui afirma que «mucha gente se ha ido, y de los que quedan, son pocos los que vienen a comprar». Aún así, ayer tenía que servir corderos a una quincena de clientes, «más o menos, los mismos de siempre».
Pero la carnicería es solo un modo de conseguir el cordero necesario para esta festividad. Algunos como Abdelkader Azaroual o Ahmed-Elhajiout se acercaron hasta el matadero para recoger las piezas encargadas, siguiendo las recomendaciones sanitarias. En total, en las instalaciones del polígono de Maó se sacrificaron ayer unos cincuenta corderos, todos por degüelle, con el Halal, de manos de un matarife musulmán, ayudado por los otros empleados del matadero, que se encargan de despellejar y limpiar la carne. El último paso antes de llevarse los corderos es el pesaje, que determina el precio del pedido.
A partir de ahí sigue la celebración en familia. Porque es día de encuentro, de reconciliación, de perdón, para compartir. Y, cómo no, es un día muy espiritual.
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