La Residencia de Ancianos de Es Mercadal recibirá mañana martes la acreditación del centro como libre de sujeciones y ataduras, es decir, un distintivo que certifica que sus profesionales no limitan mediante medios físicos la movilidad de los internos.
La acreditación es concedida por la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) dentro del programa "Desatar al anciano y enfermo de alzheimer". El acto comenzará a las 18 horas, con la presencia de autoridades insulares y municipales.
De este modo, la Residencia de Ancianos de Es Mercadal, que cuenta en este momento con 19 usuarios, se convertirá en la primera de Menorca y la segunda de Balears en contar con esta acreditación. Cabe recordar que el centro está gestionado por la empresa INTRESS, que en la Isla también se encarga de la residencia de Ferreries y aspira a continuar desarrollando su labor en Alaior.
Conxi Puig, directora de la Residencia, explica que el distintivo avala "un modelo de atención centrada en la persona, apostamos por la autonomía y la libertad, sin atar, sin sujeciones". Los responsables del centro conocieron el programa del CEOMA y empezaron a trabajar sus premisas, lo que ahora se reconoce de forma oficial.
Puig explica que este método de trabajo "requiere más imaginación, hay que buscar alternativas y recursos nuevos, partiendo de la base de que hay situaciones complicadas, como un enfermo avanzado de alzheimer, pero que también se puede hacer daño si está atado".
Afirma que el centro cuenta con el apoyo de las familias de los internos y que a partir de las últimas charlas se quitaron las sujeciones a la única interna que las usaba, "y ha ido muy bien, el miedo que teníamos se ha convertido en alegría por el resultado".
La directora de la Residencia asegura que el miedo es el elemento clave, superarlo. "Si se ata es por miedo a que se hagan daño, nunca por malicia, crees que así los proteges más", un concepto que se ha cambiado en este caso.
La acreditación del CEOMA supone ahora para la Residencia de Ancianos de Es Mercadal "un compromiso, la obligación moral de trabajar de este modo". Explica que el compromiso escrito ya lo tenían, porque trabajar sin atar ni sujetar a los internos figura en el contrato que suscriben con las familias. Ahora esto se acredita.
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